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Cookies de analítica web: Asumimos que usted acepta el uso de cookies. Buscar contactos de Chicas y Mujeres en Sant antoni de calongeProductos de la Vall. Hoy puede se puede visitar dicha colección en el centro del interpretación del Parque Natural de la Albufera, el. Por su situación junto a Vendió todo lo que recuperó a coleccionistas de fuera de la localidad. Años después el cronista local Pelegrí Llorenç cita este lugar, aunque con un error de localización, Bajo su señoría, y apoyado por el pueblo, tuvo lugar el enfrentamiento con la iglesia de Valencia por negarse a pagar el diezmo delmo correspondiente, por lo quefue excomulgado. De esta señoría destaca la división de los términos de Torrent y Catarroja el año y sobre todo la. Puebla otorgada el 28 de mayo de En el siglo XV la señoría pasa al linaje de los Sangonera al fusionarse estos a los Dalmau y, posteriormente, en el siglo XVI a los Calatayud convirtiéndose también en Condes del Real por alianza matrimonial. Durante la Guerra de la Independencia, Harispe instaló en este pueblo su cuartel general. El 12 de septiembre de murieron catorce Aire Acondicionado, Planta 2, Vistas a la ciudad, Cerca La vivienda tiene dos dormitorios dobles, un baño completo, una amplia cocina independiente con despensa y su propia terraza, y un luminoso salón comedor. Desde la terraza tenemos también vistas a la gran piscina comunitaria, ideal para para El apartamento incluye también un plaza de parking. Si le gusta esta propiedad no dude en consultarnos, estaremos encantados de atenderle. Sant Jordi cuenta con buenos accesos desde la autopista AP-7 desde Barcelona km y Valencia km. Plaza parking, Año de construcciónVistas a la montaña. Lote de propiedades de lujo en Aiguablava con vistas al mar m2 - 12 habitaciones. Construidas en los años 70 y delicadamente reformadas recientemente con materiales de alta calidad. 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Municipalidad de Cerro Navia ofrece nuevos cursos de capacitaciónLas matrículas se realizan entre los meses de enero y marzo de cada año. Tu nombre requerido. Tu correo electrónico requerido. Tu mensaje. Crear Alerta. Lista Galería. Filtrar resultados. Eliminar Mostrar resultados. ¿QUÉ NOS MOTIVA?Clasificados Galería. Capacitación Profesional. Nuevos cursos online de la UNAM con certificado gratisLa primera clase de Access son Las Barras. Valor curso alisado San miguel Dirigido a: Instituto Llano…. Clases de. Cuentame que necesitas aprender y te enseño como hacerlo. Cursos Gratis y Certificado - Mas de 200 Cursos Totalmente Gratis y Certificados ONLINECon este Precio Irrepetibl…. Es una inicia…. Estimados Colegas, los dejamos invitados a nuestro curso de Regularizaciones que se ha vuelto indispensable para todos los arquitectos, abogados, constructores, corredores inmobiliarios…. Todo en un solo c…. 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Alex vino a Portugal a estudiar su curso de Erasmus. Y, como a veces ocurre, se enamoró. Cuando era estudiante, vivía en el centro. Pero ahora citas rapidas portugal lisboa precios han subido mucho. Tanto en el centro, como en los barrios próximos a las Universidades. Llegué enque era un momento en el que no había muchos Erasmus. De hecho, incluso cuando preguntaban por qué iba a Lisboa. Citas rapidas portugal lisboa es ahora un destino muy solicitado. Coincidiendo con el despertar turístico de este país. Tanto para las Universidades, para recaudar las tasas universitarias. Los estudiantes internacionales traen también nuevos turistas. Sus familiares no pierden la oportunidad de visitar el lugar. Los estudiantes, con su ocio nocturno. Hay una expectativa de que muchos propietarios de alquiler vacacional. Antonio va a impedir a toda costa. Así que ha decidido hacer una visita. Antonio le cuenta a María Lourdes. Cien casas para barrios históricos. Pero al que se ha presentado mucha gente. María Lourdes es muy querida en Alfama. Incansable luchadora, comprometida con las causas justas. La asociación que preside, creada hace cuarenta años. Ahora convertidos casi, en piezas citas rapidas portugal lisboa museo. Unos desahuciados, otros vendieron sus casas. Manuela, teme ser la próxima. Tiendas con historia, a las que va a otorgar. Su tienda es de segunda generación. Libros que han pasado de unas manos a otras. Chloé nunca imaginó que podría quedarse sin taller. Pero su contrato, con el que lleva cinco años. Encontrar ahora una cosa así, es imposible. Con otros artesanos en su misma situación. Pero por ahora, es sólo una posibilidad. El gobierno del socialista Costa. Y las mayores críticas, por la falta de sensibilidad. Pero parece dispuesto a tomar algunas medidas. Una medida urgente, que, por el momento. Antonio quiere que María Lourdes, que siempre le ha animado. Hace poco, le llegó la buena nueva. Citas rapidas portugal lisboa lugar de los que le costaba la antigua. A Antonio se le ha hecho muy largo. Pero cuando le dieron las llaves de su nuevo piso. Este final feliz, desgraciadamente, no es el habitual. Y muchos vecinos siguen siendo expulsados de sus hogares. La solidaria, y la de las nuevas y viejas generaciones. La de la esperanza y la resistencia. La de los melancólicos fados. Citas rapidas portugal lisboa lugar donde la mayor parte de sus casas han sido rehabilitadas, pero donde muchos de sus vecinos fueron desahuciados de sus viviendas. Otras secciones en RTVE. En portada Cada dos jueves a las En Portada Cada dos jueves a las Son las grandes protagonistas de los históricos barrios, de la capital portuguesa. El traqueteo de sus ruedines, como un despertador, marca el comienzo del día en Alfama. Un típico barrio lisboeta, con sus laberínticas callejuelas, su tranvía, o el eléctrico, como citas rapidas portugal lisboa llaman aquí. Una barriada repleta de citas rapidas portugal lisboa, de escaleras, de empinadas calles, y de hermosos miradores. Él es Antonio, un portugués, de los que cada vez se ven menos por aquí. En pleno centro de Alfama. Después de que el trabajo le apartara un tiempo de su barrio, Antonio regresó hace catorce años. Sus rincones de la infancia. Pero un día recibió una noticia, que le rompió su rutina y le trastocó la vida. De 50 euros al mes, a Algo que pueden hacer, por la ley Cristas, llamada así por la antigua ministra Asunçao Crista, que la puso en marcha. Lo llaman bullying inmobiliario. Renacida y con un inesperado brillo, después de haber sido castigada, durante la crisis económica de Pedro Lomba, formaba parte del equipo de gobierno, en aquellos años grises. La llegada de inversores extranjeros, hizo que las inmobiliarias desempolvaran los carteles de venta de pisos. Chinos, franceses y brasileños, fueron los principales clientes. Ahora la demanda se ha diversificado, y la oferta es menor. Y ya no tenemos muchas cosas para vender. Porque construir de nuevo, tarda mucho. Un régimen fiscal para los residentes no habituales, del que se benefician también muchos famosos, y los dueños de grandes fortunas. Pero algunos portugueses, empiezan a sentirse como ciudadanos de segunda. El pistoletazo de salida hacia la modernización del país, se dio encon el ingreso en la Unión Europea. A partir de ahí, numerosas citas internacionales, con Portugal como protagonista. Estos son los eventos y viajes para singles y solteros que tenemos buscando "citas rápidas"La Eurocopa, la capitalidad de la cultura de Lisboa, o la Exposición Universal. Portugal se vistió con sus mejores galas, para hacer del turismo, su principal motor económico. Y así, este barrio, pasó de ser, una de las zonas no recomendables para visitar, al reclamo cultural turístico de la ciudad. Página 13 - Los hombres Estadounidenses pueden ser tu pareja perfecta. 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Contactar con Angel También Thomas F. Desde su fundación, enUnmarried America promovió desde California la causa de sus miles de miembros, desarrollando argumentos legales y políticos en favor de los solteros. De hecho, la importancia del tema hizo que el semanario BusinessWeek le dedicara la tapa en octubre de y que el año pasado publicara una nota sobre el alto costo de no casarse. También The New York Times se atrevió a meter el dedo en la llaga. Varios colegas con hijos aprovechan la flexibilidad de horarios para asistir a actos escolares. Vos sentís que constantemente debés cubrir el trabajo ajeno porque no tenés compromisos familiares que justifiquen tu salida a las 5 de la tarde. Entre los consejos, se contaba el de un abogado de Houston, que advertía: "Tu decisión de usar la política de flexibilidad horaria para ir a clases de salsa debería tener el mismo valor que la de ir a buscar a los chicos al colegio". Los expertos en marketing tienen muy en cuenta este tema. Tu mano izquierda mece la cuna; tu mano derecha gobierna el solteros de Washington. SOLTEROS CRISTIANOS EVANGELICOS.Maryam, también calcando a la Sulamita (Ct 1,12), ha podido aco panar a Jesus de las especies de nardo, que sugiere amor y pureza; éstos son los ces de color .. cuando «se cumple» el tiempo de Jesus (Jn 7,8) en linea con el « cumplimient pulcro». Y todo esto en contraste con la muerte: Las acciones positivas. dene/in/ima cárcel, mas celeste amor". (soneto XVI, 8 . línea "De gótica sangre fuy yo pro- ducida /al .. pulcro "Vi las sanctas doze estrellas,/ .. ): la aco-. El Amor es el Regalo Escencial; todo lo demás que se nos da sin fin de semana) y siempre me ha parecido impresionante lo pulcro que es, Esperemos que en menos de un año —unos ocho meses— ya estén en linea las fotos. . já tinham sido fotografadas no ES, estão sendo refotografadas e acho. Del Puig dels Bufadors a la Muntanya negra son unos pocos pasos. También se ven masos masías que conocieron tiempos mejores y nos recuerdan un pasado agrícola y ganadero un tanto olvidado por la tradición y fama pescadora. Pero sobre todo se ve, vuelve a verse, la lujuria vegetal que se exhibe sin pudor, y es tan intensa que a uno Amor en linea en Aco Pucro vienen ganas de transformarse en flor o, mejor, en insecto polinizador, para hacer de celestina alada, y ayudar a la consumación de los cientos de miles de actos sexuales florales que se piden a gritos. Cielo, mar, montañas, vegetación, y la luz, esa luz transparente cuya franqueza es tan directa que hiere. Pensativo, me digo que, cuando toquen retirada, espero no recordar esta belleza total, inevitable y definitiva. Addendum Espero que nadie de mi gremio se crea en el deber de recordarme que los vegetales no tienen ni estro ni celo. Pero si tal cosa sucediera, me vería obligado a responder que nadie que hubiera estado ese día de mayo en la Muntanya Negra pondría en Amor en linea en Aco Pucro mis palabras con banales tecnicismos. El crecimiento y el desarrollo requieren una nutrición adecuada. Crecimos bastante desasistidos, así que qué se puede esperar de nosotros…. De manera que uno tira de lo que tiene a mano. Aquellas pocas canciones fueron una revelación, una puerta que se abría hacia formas hasta entonces insospechadas de ver, entender y vivir la vida. Su sensualidad, a ratos decididamente erótica, en otras ocasiones iba por lo epitelial: el mar, el viento, la sal, el sol, el ron; hablaba del amor, de la libertad, de la pereza, de la amistad, del viaje, de eternidades efímeras, del exilio, de su madre judía, de su abuelo griego, de las líneas que no eran rectas. Escuché a Moustaki primero solo, luego con buenos amigos en Ibiza, a principios de los setenta, qué mejor sitio, qué mejor compañía, qué mejor momento para escuchar a Moustakidespués con la que sería mi mujer, también con mis hijos. Al año siguiente, sólo con mi hijo. Luego con mi mujer, mi hija y mi hijo. Precisamente mi hijo me ha escrito desde el desolado paisaje del Portugal profundo; acaba de ver la noticia por televisión, y me dice que nota un vacío mayor que el del paisaje. Et nous sommes restés gros- Jean- comme- devant. Es de una canción que escribió el segundo Georges a la muerte del primer Georges. Así que hasta aquí he llegado, en esto que no es ni panegírico ni obituario ni epitafio. El cuerpo me pedía escribir algo, y no he podido evitarlo. Sólo lamento no ser capaz de escribir algo un poco mejor. Con el secreto orgullo juvenil de sentirse necesitado en un difícil trance, nuestro aspirante a ecólogo se re-enfundó valerosamente el medio neopreno del que se había desprendido y acudió presto y gallardo al llamado, aleteando airosamente hacia el barco en apuros. Al poco se sumergió bajo el casco y se puso a deshacer el corsé que el cabo había trenzado sobre el eje de la hélice. Hasta es posible Amor en linea en Aco Pucro tengan algo de razón. Al divisar al profesor todavía con medio traje de neopreno y ver a bordo equipos de scuba cada época tiene su lenguajedesde el barco hacen gestos en correcto francés para pedir ayuda. A partir de aquí, va a ser tentado tres veces por el Maligno. Primera tentación: la de negarse con cualquier excusa, que se me ha acabado el aire, que me esperan a comer, que el médico me lo ha prohibido. Pero la solidaridad del mar, que funciona incluso con los barcos despampanantes, termina por imponerse. El profesor se niega educadamente, con ganas de salir del agua de una vez. Pero por tercera vez se sobrepone, y, en su lugar, asiente, acepta cómo le podría explicar al banquero putativo Amor en linea en Aco Pucro de otro barco, otra época, otro joven…intercambia unas pocas cortesías con él y vuelve a nado a su embarcación con la botella. Tan inesperado botín causa sólo una relativa sorpresa en el estudiantado. Por la mañana. Un pueblo de Castilla. La posguerra. Dos parejas de la Guardia Civil salen del cuartelillo, instalado en un castillo medio en ruinas, y bajan al pueblo a vigilar. Dos gitanos se acercan a la feria desde un pueblo vecino. Llegados, van y vienen, comentan, beben, charlan; uno de ellos gallea un poco, sin objeto especial. Luego las cosas se tuercen. El gitano tiene mal vino, hay unas palabras, un botellazo y un tabernero termina herido, nada grave, pero se forma un tumulto. El gitano huye. Acude una de las parejas de guardias, poco después la otra. Salen en persecución del huido. Hace sol, hace calor seco castellano. Una de las parejas sigue el camino; la otra se interna en un olivar para intentar rodearle. Intuyen peligro. Avanzan sin saber muy bien cómo protegerse. Suena un disparo; uno de los Amor en linea en Aco Pucro civiles cae. El gitano ha disparado; no sabe por qué, creo que no se pregunta por qué. Abandona el arma y huye. En la casa- cuartel-castillo han quedado dos guardias de retén. Llega la noticia de la Amor en linea en Aco Pucro de un compañero, pero no se sabe quién de los cuatro que salieron es. Prestamente adquirió el convencimiento nuestro bio- grafiado cervantista, en los primeros años de su vida, que la naturaleza se había mostrado con él harto parca en dotarle de atractivos físicos. Este convencimiento aumentó exageradamente su nativa timidez. Unida esta pusilanimidad al pavor que sentía, como todas las personas apocadas, de caer en el ridículo, hicieron. Tal como lo decidió lo llevó a efecto. Yéndose uno y viniendo otro, desfilaron días y años, y estaba ya próximo a cumplir cuatro décadas y creía el peligro conjurado, cuando he aquí que una entrada de canícula le acometió un letal desmayo de la volun- tad, j Tales bromas guarda el destino para los que quieren burlar las leyes de la vida! Fué un espléndido florecimiento de todas sus ilusiones y ensueños de adolescente, un bizarro despertar de todas sus pasio- nes aletargadas. Empezó por sentir indefinibles deseos, sin objetivo determinado. Inquieto y des- asosegado pasaba el día y sin poder conciliar el sueño gran parte de la noche. Comía sin apetito y, para activar las laboriosas digestiones, tenía que enjalbegar con bicarbonato las paredes de su estómago. En sus inves- tigaciones cervantistas se distraía frecuentemente; élque tanto lo era para todo menos para esto, y como AMOR LOCO Y AMOR CUERDO 23 en aquel entonces traía entre las manos su monumen- tal obra Las diversas letras del abecedario en el Qui- jote, íbasele el santo al cielo, como vulgarmente es uso decir, perdiendo repetidas veces la cuenta de las bes o tes que llevaba, con lo cual su labor se resintió gran- demente. Era la visitante, hija del labrador de un cortijo de Amor en linea en Aco Pucro vega que el cervantista poseía por juro de heredad. Traía la joven colgado al brazo derecho un cesto re- pleto de huevos y cogía con la siniestra mano las patas de una pareja de bien cebados pollos, Amor en linea en Aco Pucro tri- butos que la hacienda de la vega rendía a su afortu- dado propietario. Da gloria ver hogaño la cala- baza, sin atrasar a su tnercé. No es porque sea mi padre, pero en toda la reonda de la vega no hay quien entienda los melones como él. Don Persiles medita sobre lo enteroecedoras que son estas explosiones de entusiasmo filial. Des- pués reflexiona sobre la solidez que deben tener aque- llas macizas columnas de orden dórico, cuyas amplias bases asoman por debajo del zagalejo de la chica. De esta reflexión pasa a otras. Un dulce y vago malestar le va invadiendo. Como el silencio se prolonga, la situación se hace embarazosa. Don Persiles trata de salir de ella y romper el hechizo, quiere reanudar la sentimental inquisitiva y ya no sabe qué preguntar, hasta que repara en el cesto que cuelga del bien tor- neado brazo femenino. Su meditación se prolonga, y como abstraído no da señales de prose- guir la conversación, la zagala cree acertado despe- dirse y marchar a la cocina a depositar en manos de la vestal del fogón su substanciosa carga. Hízolo así y, al desaparecer, nuestro ínclito cervantista presume que un eclipse total ha obscurecido el sol, pues sus rayos han dejado de alumbrar y alegrar el patio donde se halla. Aquella noche, que fué de completa vigilia para el rijoso don Perfecto, se introdujo clandestinamente en su mente, por vez primera en su vida, un pensamiento muy audaz: la conveniencia de entregar su cuello prontamente a la sagrada coyunda. Aterrorizado, el cervantista, intentó aplastar con el temido fantasmón del ridículo tan subversiva idea. A DE ACOSTA jote, hidalgo sin tacha, espejo de andantes y sedenta- rios caballeros, se enamorara rendidamente de otra rus" tica, de la sin par Dulcinea del Toboso, a quien pro- clamó señora de sus encumbrados pensamientos y norte de sus heroicos hechos y a quien vistió, con la riqueza de su fantasía, de principescos ropajes? Asentado ya en su trono dictaba leyes, que el des- mazalado don Persiles, convertido ahora en su mejor aliado, cumplimentaba gozoso. Quedó el cervan- tista, luego de hecha tal demanda, sobrecogido de lo peligroso y arriesgado de la misma y aun deseando, en su fuero interno, que le negasen lo que con tanta espontaneidad y viveza había pedido; que esta es otra de las singulares características que presentan las per- sonas de condición irresoluta. Volvióse el campesino a su cortijo, donde comunicó la fausta nueva a los suyos, siendo acogido con albri- cias; no oponiendo reparos la veguera moza, que, an- tes al contrario, alegróse de la inesperada suerte que su gentileza le deparaba, con la cual esperaba saldrían, ella y su familia, de la precaria situación en que vege- taban. También, aunque de peor talante, avínose el hastial, que respondía al nombre de Pedro, a Amor en linea en Aco Pucro muta- ción que se había de operar en sus amorosos proyec- tos; ello motivó que, agradecida su ex prometida, le premiase su sumisión con carantoñas y suaves empe- llones, y con la promesa solemne de protegerlo en su nueva envidiable posición. Verificadas las nupcias, don Per siles juzgó oportu- no abrir un pequeño paréntesis en su labor cervantista. A este paréntesis debía la existencia Virginia, la hija de nuestro héroe. Los alcorienses hicieron justicia al entusiasmo y constancia que puso don Persiles en lle- nar dicho paréntesis, llamando a su hija con el mote de Los trabajos de Persiles. De este modo, la pequeña fué a un mismo tiempo verdugo de su madre y manumisor de su padre, que gemía bajo el ominoso yugo de la escla- vitud. Porque la bizarra veguera, desde el siguiente día a su connubio, enseñoreóse de la desfallecida volun- tad de don Persiles con sus destempladas voces, inedu- cados modales, soez lenguaje, groseros gustos, violen- to y díscolo genio, vacuo entendimiento y ruin y zafia condición. Y eso que sabemos tenía tan gran caudal de ella, que don Anacleto le proponía para la benemérita orden de La Gran Coleta. Procedieron, en fin, de tan desmedida y villana for- ma, que consiguieron sacar a don Persiles de su nor- mal abulia y que tomase la resolución indicada. No dejaron por ello, los desahuciados parientes po- líticos del esclarecido polígrafo, de repicar con recios y desesperados aldabonazos en las hasta entonces abiertas puertas de su generosidad; pero fué en vano, porque don Persiles, comprendiendo sobradamente que si respondía una vez tendría que responder mil, permaneció mudó a tales requerimientos. Con esta partida, quedó el ínclito cervantista tan desembarazado y tranquilo, como quien al cabo logra despertar de una espantosa pesadilla, que tal se le asemejaba su época de casado, corta por el tiempo y larga por las contrariedades y sufrimientos. Tampoco volvió a solazar su espíritu con la lectura de églogas, novelas pastoriles, ni composición bucóli- ca alguna; que a todas las tuvo, en adelante, por arti- ficiosas, falsas, amaneradas y engañosas. De esta ge- neral reprobación no logró escapar ni aun La Galatea misma. Para la lactancia de la recién nacida buscó un ama de cría don Persiles, que cumplida esta obligación vol- vió a su sempiterno descaecimiento. La pequeña, que vino al mundo de mano de la Intrusa, demostró en la afición con que se aplicó al pecho de su nodriza, ha- berle sido poco grata esta compañía; con ello se crió saludable y rolliza. Don Abundio le llevaba a menudo medallas y es- tampitas religiosas. Sublimado corrosivo, pastillas de goma de su botica. Y don Anacleto, siempre que com- praba juguetes para sus hijas, adquiría también para ella. Oyéronle los jugadores, y don Abundio, sin eufe- mismos, recriminó al cervantista por el abandono en que tenía la educación e instrucción de su hija. En su opinión, debía ponerla, inmediatamente, interna en un colegio de religiosas dedicadas a la enseñanza o traer una institutriz a su casa que la ilustrase y la dirigiese. El desequilabrado don Persiles reflexionó sobre es; o y reconoció, en su fuero interno, la razón Amor en linea en Aco Pucro asistía al canónigo para reprocharle su desidia con respecto a su hija. Acordóse de una parienta lejana, llamada Mercedes, como de medio siglo de edad, que vivía en un pueblecito, adonde se retiró a hacer vida económi- ca y modesta cuando quedó viuda, sin hijos y con es- casos recursos. Escribióle, y habiendo aceptado doña Mercedes las proposiciones del escoliasta, instalóse de allí a pocos días en la morada de éste con el encargo de vigilar, corregir y educar a la niña, como si de una hija suya se tratase. Por ello miró, al principio, con prevención a Virginia; mas era ésta tan viva y lista que pronto desarmó a doña Mercedes de sus prejuicios. Buscó también don Persiles un anciano profesor de primeras letras, que fuese diariamente a su hogar para dar lección a su hija. Con tal motivo Paquito, tres o cuatro años mayor que Vir- ginia, iba frecuentemente a jugar con ésta al jardín y espaciosa huerta de la residencia de don Persiles, hol- guras de las cuales no disfrutaba su morada. Los pequeños simpatizaron mucho y bien pronto se quisieron como hermanos; ambos eran inteligentes, alegres, traviesos, retozones y alocados. La niña demos- traba tanto arrojo y denuedo como su amiguito en estos ejercicios. Cuatro años duró esta venturosa hermandad, en que los niños pasaban reunidos la mayor parte del día. Al cabo de ellos Paco, terminado el bachillerato, marchó a la corte a proseguir sus estudios en la facultad de Medicina. Mucho sintió Virginia la ausencia de su bullicioso compañero de recreaciones y correrías. Corrieron por ella hasta que, fatigados y sofocados, se sentaron al pie de un níspero a descansar. Cuando le vio ya retirado buen trecho, descendió la adolescente. Desde aquel día no volvieron juntos a bus- car nidos. Paco le enseñaba las cartas, los retratos y los mechones de pelo de sus novias. Virginia se ponía entonces muy grave en su papel de consejera. Andan- do el tiempo supo Virginia que aquella rubicunda po- llita tenía por madre a la pupilera del estudiante en Madrid. A Virginia le parecían preciosos y se aprendía algunos de memoria. Retornaba el madrigalista a la corte y se carteaban entonces con frecuencia. Los jóvenes seguían experimentando, el uno por el otro, un afecto de la misma naturaleza e intensidad que en su niñez. En ocasiones, Virginia, quien, a fe mía, que si de algo pecaba no era cierta- mente por ñoña, melindrosa ni asustadiza, tenía que poner coto a las demasías de lenguaje de Paco, que la embromaba con palabras y frases de doble sentido; excesos de la familiaridad y de la libertad que reina- ban entre ellos, sin intencionadas ni ulteriores miras. Contaría diez y seis primaveras la hija del etimolo- gista, que se había convertido de halagadora promesa en seductora Amor en linea en Aco Pucro, cuando cayó con avidez sobre la biblioteca de su padre, acuciada y estimulada su cu- r. Sorbíase con deleite los incontables libros de ameno entretenimien- to que se apilaban en las estanterías, sin orden ni con- cierto por la desidia y haraganería de don Persiles, el cual la dejaba que leyese cuanto le viniese en gana, sin poner cortapisas a su capricho, con su habitual des- preocupación. Día y noche me los paso leyendo. He aquí esta epístola: "Madrid y Marzo de Porque habéis de saber que el esclareci- do aleónense era gran cervantófilo en particular 5 gran bibliófilo en general, hasta lindar en la raya del bibliómano y del bibliólatra. Las tenía en ruso, en sueco, en persa, en indostani y hasta en caló. Las había especiales para ciegos, para tuertos del ojo derecho y para bizcos, que corregían el estra- bismo. Era también dueño de un ejemplar del Coloquio de perros, editado en Cannes Francia en la imprenta de Chucho Fréres et C ie en con tanta propie- dad, que sólo les faltaba ladrar a Cipión y Ber- ganza. Una confusión caótica presidía y desgobernaba aquel salón. Así era caso frecuente ver el tomo pri- mero de una obra en un estante, el segundo en el opuesto y el tercero no verlo en parte alguna. Junto al festivo Don Alvaro o la fuerza del sino, del insigne duque de Rivas, mostraba su aflicción La viuda de Chaparro, de Taboada. En el lomo de Doña Perfecta hundía Prim sus cantoneras de relu- ciente metal. También apare- cían allí Anarquía mansa, tragedia en tres actos es- crita por el gran dramaturgo Burgos en colaboración con Pestaña, que, por el lomo de su deshecha pasta, mostraba la hilaza del cosido, y el bien meditado Pro- yecto de ley para el establecimiento de las enseñanzas de arte taurino en todas las Universidades del Reino, de Natalio Rivas. Así mencionaremos la de La perfecta casada, aperga- minada, que se hallaba contigua a la de La Coquito, que era de piel fina, primorosamente hecha. Estaban trabajadas las de Pepita Jiménez y Juanita Amor en linea en Aco Pucro larga en cueros verde y guinda. Con- templóte risueña por las travesuras de tu homónima La inocente Virginia. Tu fiel es- clavo, Paco. Tuve que romper tu mi- siva sin terminar su lectura. Si no te enmiendas tendré que suspender esta correspondencia. Tu enojada amiga, Virginia. También había estado sobremanera clarividente al suponer el género de lectura a que se entregaría su hechicera amiga. A ésta, en verdad, no le había dado por la literatura transcendental, sino por la instructiva. Cayóle en gracia al cervantista la ocurrencia y aque- lla tarde se la comunicó a sus tertulianos. El canónigo, después de saludarla, quiso in- formarse de qué libro era el que llevaba; la joven le enseñó la cubierta; en ella campaba el título: Les demi- vierges y el nombre del autor, Marcel Prevost. Debe ser alguno de esos engendros que la literatura francesa produce. La muchacha, algo contrariada y confusa, avínose a volver a colocar el libro en su estante, pensando, sin embargo, tornar a recogerlo no bien se fuese don Abundio. El cual, con esto, entróse satisfecho en el ga- binete, donde ya los otros tres habituales jugadores habían comenzado la partida. Encaróse con don Persi- les y le espetó, sin paliativos, conforme acostumbraba: — Parece mentira que tenga usted valor para permi- tir que el candoroso espíritu de su hija se empape del grosero materialismo de las novelas de su biblioteca. La pobre chica no sabía lo que iba a leer. En cuanto se lo Amor en linea en Aco Pucro indicado, apresuróse, a soltarlo. Que yo no soy rapabarbas, sino licenciado en una carrera científica que se cursa en facultad. Ahora bien, como yo no había de renunciar a mi auto de fe, si us- ted no consentía en ayudarme, me valdría de don Ana- cleto, quien sin titubear me auxiliaría seguramente con gusto, dada la bondad de mi propósito. Ello, sin embargo, no justifica el auto. Es como si prohibiésemos la fabricación de ar- mas de fuego, porque a un muchacho jugando con una pistola se le escapase un tiro y matase a otro. Quíten- se las pistolas, en buen Amor en linea en Aco Pucro, del alcance de manos inocentes e inexpertas y las lecturas peligrosas de la comprensión de inteligencias candorosas y puras; pero déjense, unas y otras, para 'quien pueda servirse de ellas sin riesgo — argumentó don Anacleto, que estaba dotado de un espíritu amplio, ponderado y culto. Creo que sólo puede caer en el peligro quien lo desconoce, a no ser asaz bausana. Yo sigo sin desistir de mi proyecto de expurgo. En cambio, nosotros, los que llevamos arraigada en nuestros corazones y en nues- tros cerebros la redentora idea de libertad La libertad era uno de los temas predilectos de la verbosidad del farmacéutico. El fiero y huero Sublimado corrosivo no perdonaba nunca medio de soltar alguna de estas peroraciones a sus oyentes: "Él, que a la postre sólo era un modesto sembrador de ideas, paladín de los desheredados proletarios y após- tol de un futuro pleno de bienandanzas. Lo imperdo- nable es la expresión. A mí las obscenidades me as- quean, repugnan a mi espíritu cultivado y educado. En cambio lo picaresco me deleita. Aludo a esa nota, que yo llamo pica- resca, que tiene algo de festiva, de jocunda, de ligera, de irónica y hasta de venialmente picante, y que es la que da amenidad a nuestra lectura. El literato que la usa con arte denota poseer soltura, lozanía, gracejo, facundia y jugosidad en la imaginación. Para mi pala- dar es la sal y pimienta, el gustoso aliño, siempre que no se cargue en ella la mano, que sazona y hace sa- broso el manjar literario. Esas novelas que desde las primeras líneas plantean un tan arduo problema psicológico, que la cuadratura del círculo a su lado es un sencillo juego de tres en raya, no son para mí; pues, al poco rato, tengo que dejar el libro, con la cabeza, que ha servido al autor como palestra para el combate de tan sutilizados sentimientos y su- blimadas ideas, convertida en una verdadera olla de grillos. Naturalidad en la trama, en los caracteres, en el lenguaje y en todo. Creo que la literatura debe ser toda naturalidad, risueña unas veces, triste otras, como es la vida, como somos nosotros. El llanto continuo acaba por inspirar risa. Esta es su difí- cil facilidad. Cultivar siempre el mismo tono, la misma característica, es antinatural, ilógico y cansado. La joven, cono- cedora de esta debilidad del penitenciario, obsequiaba frecuentemente con rico soconusco a los contertulios de su padre. Aquella tarde, la avisada muchacha que- ría quitar a don Abundio con tan sabroso y dulzón gusto el mal sabor que pudiera haberle dejado el ver se llevaba para leer Amor en linea en Aco Pucro demi-vierges. Veintiséis años contaba Virginia cuando empezamos este relato, y estaba en la plenitud de su vida y en el apogeo de su belleza. De su trato continuo y familiar con las sirvientas en sus tiernos años, quedó a Virginia soltura en los moda- les y audacia en la expresión. De sus juegos y tra- vesuras infantiles con Paco Jiménez, soltura de mo- vimientos y audacia en la acción. De su hartazgo de lectura en la biblioteca de su padre, soltura de pensa- miento y audacia en la concepción de ideas. Estas sol- turas y audacias eran las que caracterizaban el ser mo- ral de la preciosa joven. Dos noviazgos había tenido Virginia hasta entonces. El primero, cuando contaba diez y siete años; el otro, a tiempo de cumplir veintidós. Desgraciadamente para la chica, el patrimonio de su valetudinario padre estaba casi disipado entre lo mu- cho que malgastó la que fué su esposa, la despreocu- pación y descuido en que don Persiles tuvo la admi- nistración de su hacienda con sus nimias pesquisas, y el costo de las numerosas ediciones de sus volumino- 54 30St M. Esta falta de dote de Virginia influyó, sin duda, en las vergonzosas deserciones de sus amados frente a tan encantador enemigo. Fué lamentable cosa quedase tan prontamente interrumpida una instrucción emprendida bajo tan felices auspicios. De estos amores quedó en el corazón de la bella un amargo poso de desdén y rencor para el elemento masculino. La reemplaza un rebaño de malandrines, follones y zarramplines, como diría mi padre. A ti no te considero como hombre Era tam- bién la cabeza de Amor en linea en Aco Pucro ciudad. Hacía reputaciones y las echaba por tierra. Sus sentencias no tenían apelación posible. Como argumento incontrovertible se decía: "Lo refi- rieron anoche en el Casino" o "Lo oí en el Casino". Nadie osaba replicar entonces. Cada una de estas agrupa- ciones principales tenía diferente sala de reunión y tertulia. Componíanlo hom- bres graves que habían brincado ya el medio cente- nar de años, que en capital reunían las tres cuartas partes del acervo de la provincia y en influencia la casi totalidad. Hacía aplastantes descalificaciones entre sorbo y sorbo de moka. También logró ingresar en la venerable asamblea don Cerato, que gracias al temor que inspiraban sus exabruptos y fanfarronadas de matachín, conquistó tan preciado galardón en la vida aleónense. Entre los otros muchos ponderados varones que te- nían su sitial en el Senado, sólo vamos a hacer men- ción especial ahora del doctor don Juan Muñoz de la Bañera, decano de los médicos de la Beneficencia mu- nicipal, quien por sus relevantes dotes intelectuales merece esta excepción. El doctor Muñoz era medita- bundo, hermético y omnisciente. Sus compañeros del Estamento de Proceres se dividían en dos bandos al apreciar su callado ser. El otro partido, bolchevique en esto, afirmaba que si el abracadabrante doctor Muñoz no hablaba, era senci- llamente porque nada se le ocurría, por estar vacío de cacumen y tener desocupado de substancia gris el cerebro. Nosotros nos inclinamos por la primera opi- nión, y no por blandura o piedad de nuestros senti- mientos, sino por sincero convencimiento. Así, verbigracia, alguna noche de Pascuas en que el cierzo helado azotaba las vidrieras de los balcones, don Juan solía decir mesuradamente: "Hace una verdadera noche de invierno. En Agosto, cuando el calor sofocaba, acos- tumbraba a pronunciar con aire de suficiencia esta la- pidaria frase: "Si el termómetro sigue subiendo de este modo nos vamos a liquidar. Su sapiencia y cultura se comprende, por lo expuesto, que no eran ligeras. Sentada aquella premisa y conocida esta otra, la conclusión del silogismo no tenía vuelta de hoja, como se dice en términos académicos. Por este orden podríamos citar muchos ejemplos. No; no Amor en linea en Aco Pucro pues- tos albaranes el piso superior del alocuo doctor Mu- ñoz de la Bañera. Esto, en realidad, sólo eran ga- nas de broma de algunos jóvenes guasones, capaces de tomar a chacota una cosa Amor en linea en Aco Pucro seria como el doctor Muñoz de la Bañera; pues hacía ya muchos años que el sabio galeno, no sabemos por qué fatal hado, no 62 JOSÉ M. Horas de consulta: De dos a cuatro de la tarde"; solamente tenía de tal esta muestra. Porque a pesar de los bolcheviques que le mo- tejaban de imbécil y beocio, el doctor, que era una ali- maña usurera, logrera y tacaña, había tenido indus- Amor en linea en Aco Pucro para labrarse una fortuna. Él verificaba el mila- gro de tener un duro y ahorrar dos; al contrario de sus meridionales y runflantes paisanos, que tenían uno y gastaban dos. En la Clínica, y colgados de sogas de esparto, se ex- hibían, como ricos y apetitosos trofeos, las lonjas de tocino, las cuerdas de longaniza y morcilla y las tripas rellenas de manteca. Allí, en salazón, estaban los ma- gros pemiles. No, en aquella Clínica sólo Amor en linea en Aco Pucro curaban jamones, sólo se destripaban chorizos y sólo se seccionaban codillos. La vox populi estaba mal informada; por el contrario, aquella Clínica era capaz de resucitar a un muerto. Estaba compuesta esta reunión, en su inmensa mayoría, por hombres en la plenitud de la vida, de treinta a cincuenta años. Empleados subal- ternos, abogados y médicos en los comienzos del ejer- cicio de sus profesiones, oficiales del ejército y de la marina, comerciantes enriquecidos, propietarios, in- dustriales y sujetos que tenían por fatigosa ocupación la de no hacer nada, eran los adscritos a este centro de murmuración. En el Mentidero tsperaban estos jocun- dos espíritus a que sus años y merecimientos los con- dujesen al Senado, cultivando, entretanto, la nota ale- gre y regocijada. La dulce crítica, la sabrosa chincho- rrería, la hablilla calumniosa y la historieta picante salían siempre de allí y daban la vuelta a la ciudad re- godeando a sus habitantes y constituyendo la comidi- lla de una quincena. De allí salió aquel rumor tan afrentoso para la que fué en vida consorte de don Persiles, y que presentaba a éste como un hombri- ciervo. No servía esto de freno a los del Mentideró; precisamente ellos se jactaban de ser unos virtuosos del taco y de la tiza y jugaban a los palos con el mis- mo comedimiento con que conversaban, lo cual hacía que también algunas de estas partidas de chapó ter- minasen como es fama concluyó el rosario de la aurora. Era condición indispensable, para perte- necer a esta elegante agrupación, ser soltero. El principal cometido de la Chichonera era divertir a la buena sociedad de la ciudad. Ella organizababailes, fun- ciones teatrales con fines benéficos, encerronas en la plaza de toros, jiras campestres, paseos marítimos por el mar, como decía el doctor Muñoz, y cuantas diver- siones hacían las delicias de las jóvenes casaderas. Demostraban lo arraigado de sus convicciones hípicas haciendo furtivas salidas a la vecina sala del crimen, para jugar dos pesetas de salto a un caballo; pero por causa incognoscible, los caballos muestran menor dis- posición para el salto en el tapete verde que en la ver- de pradera del hipódromo. El alta y baja de todos los noviazgos de Alcoria era llevado por esta reunión, donde se comentaban, con comezón imitatoria, los pos- treros alaridos de la moda masculina en la villa y cor- te. Era cosa sabida: llegaba un foras- tero a Alcoria, y en cuanto veía a Virginia se apre- suraba, cautivado por su peregrina belleza, a tomar informes de ella. Pero tenga cuidado: es muy peligrosa Y como a oídos de la bella llegase el adjetivo que le aplicaban los chichoneros, contentóse con llamarles festivamente: cGrey de niños bien tontos. Resumiendo: el Senado dirigía la ciudad, el Menti- dero la escandalizaba y la Chichonera la divertía. Por estas agrupaciones era omnipotente la señoril sociedad Casino Amor en linea en Aco Pucro Alcoria. Como cervantista hubimos de presentarle, aunque esta sólo fuese, a la verdad, una característica suya ac- cidental; al contrario de en don Persiles, que la tenía por esencial. Don Anacleto era cervantista, como era tresillista, en sus ratos de ocio y en sus horas de asue- to. La política y su bufete absorbían principalmente las actividades de su bien organizado entendimiento. Co- mo político militaba en las filas del partido conserva- dor, había sido alcalde de la ciudad y hasta en una ocasión llegó a sonar su nombre para representante en Cortes de Alcoria. Aunque no poseía fortuna personal, como la abogacía le producía bastante, sin cobrar nunca honorarios excesivos, por ser persona de conciencia, y su mujer era hacendosa, vivía con desahogo, gastan- 68 JOSÉ M. Era la antítesis del doctor Muñoz en esto y en todo. Don Anacleto tenía mujer y dos hijas. De doña Clo- tilde, su costilla, poco podemos decir: que era es posa amante y madre cariñosa. Esto es todo, y es suficiente. Doña Clotilde era como esos silenciosos arroyuelos cuyas aguas mansas se deslizan dulcemen- te por la suave pendiente de su cauce, sin saltos ni borbotones. Así, la existencia de doña Clotilde transcurrió inadvertida para el mundo, pero siendo la felicidad, el descanso y el regalo de los suyos. Tal es la envidiable estela que de su paso por la vida dejan las almas sencillas, enemigas de osten- taciones y alharacas. Este venturoso enlace tenía dos hijas: Isabel y Pi- lante La mayor, Isabel, era aproximadamente de la edad de Virginia Pérez, estaba casada con Antonio Rosado, y la Providencia había obsequiado a esta unión con tres monísimos chiquitines, que alegraban su hogar. Sobre la vaporosa col- cha de organdí con encajes y aplicaciones de malla, de la cama, mostraba la elegancia de su corte y la suntuo- sidad de sus telas el precioso vestido de gasa y joyan- te seda liberty, llegado el día anterior de Madrid para ser lucido por la sensible y gentil Pilarito en el baile de aquella noche. Estaba contenta, muy contenta, Pilarito. A DE ACOSTA che haría su aparición en la buena sociedad de la ciu- dad, con ocasión del baile que el Casino daba en ho- nor de los marinos de nuestra escuadra, a la sazón surta en el puerto; y aquel hechizo de vestido, que con deleite admiraba, era el primero de largo que había de aprisionar su esbelto talle. Pilarito tenía un primo, Alberto, y este primo era dueño, sin saberlo, de su juvenil corazón. Amaba, pues, a su primo con todo el candor de su adolescen- cia y con toda la vehemencia de su alma apasionada; a lo menos, así lo creía ella. Alberto, Pilarito estaba se- gura de ello, correspondía con pasión a su prima, y si hasta entonces sólo se lo manifestó coa sus tiernas mi- radas, elocuentes silencios y dulces suspiros, fué, sin duda, por encontrarla algo niña, con las trenzas por el pecho y el vestido a media pierna, para su gravedad de jurista de veintitrés años. La alegría de la espiritual joven era, por todo lo expuesto, bien justificada. Toda la sociedad elegante de la ciudad se en- contraba allí. Un ramillete de mujeres hermosas, que en Alcoria abundaban, convertían la estancia en una sucursal del Edén. Del sexo feo estaban todos los po- llos de la Chichonera, supremos sacerdotes de la diosa Elegancia en la ciudad, enfundados en sus trajes de etiqueta, que transcendían ligeramente a naftalina; los marinos de la escuadra, atildados y correctos, y la ofi- cialidad del regimiento de caballería, que guarnecía aquella plaza, con sus flamantes y vistosos uniformes. Doña Clotilde y su hija tomaron asiento junto a Vir- ginia y doña Mercedes. Quería a la ingenua niña con un sentimiento que tenía algo de maternal y de protector. En cuanto a Virginia, sólo depositaba en Pilarito aquellas confidencias que creía conveniente, que no eran mu- chas ni completas, pues la heredera de don Persiles, 72 JOSÉ M. Como Buscar Pareja Por Internet - Buscar Amor En Linea GratisLas cadenciosas notas de un pasodoble se dejaron oir; la futura marquesita y Alberto fueron de las pri- meras parejas en lanzarse al baile. Pilarito, que no esperaba esto, sino que, por el contrario, creía que su primo se apresuraría a volar a su lado para saludarla y danzar con ella, sintió una punzada Amor en linea en Aco Pucro el corazón: era el aguijón de los celos, que por primera vez lo hería. Virginia bailaba con un alférez de navio. Paco Jiménez vino para invitar a Virginia a bailar. Voy a bailar con una de las de Muñoz Lopera. El matasiete y el matasanos, el perdo- navidas y el que no las perdona, el Amor en linea en Aco Pucro y el ar- chiconservador son muy buenos amigos. Y es que el doctor Lopera y Sublimado corrosivo se necesitan y complementan. El uno vende lo que el doctor receta. El otro receta lo que el boticario vende. Aunque aparentemente opuestos en lo externo, son muy semejantes en el fondo. Hay paridad entre los valores de uno y otro. Terminado este baile, se acercó Alberto a saludar a su prima: — Buenas noches, Pilarito. Conoce a toda la alta sociedad cor- tesana. Y Alberto siguió ensartando ditirambos en loor de la joven de Cuatrotorres. Pilarito, al oir el entusiasmo con que se expresaba su primo, mordíase los labios hasta hacerlos sangrar; en cambio, para ella no había tenido ni una galantería de esas que los hombres pro- digan tanto, ni un cumplido obligado para su puesta de largo, ni una petición de la gracia de un baile. La sensitiva niña quiso, sin embargo, intentar recuperar el terreno que veía había perdido en el corazón de su primo. Alberto no le vio caer. La carnada había pasado ante sus ojos y no había mordido el anzuelo. La orquesta preludió un rigodón. Pila- rito estaba furiosa. Aceptó el primer brazo que le ofrecieron, el de un apuesto guardia-marina gaditano, cuya almibarada charla no logró endulzar un punto el acíbar de sus pensamientos. Pronto le pareció el rigo- dón grotesco y su acompañante de guirlache. Pretextó estar algo mareada y, pidiendo mil perdones a su pa- reja, sentóse con su madre. Salieron del baile. En el departamento destinado a guardarropa, las hijas del doctor Muñoz, que eran dos reptiles ofidios y ño vieron que tenían a Pilarito a sus espaldas o lo vieron demasiado bien, se encargaron de asestarle el postrer alfilerazo. No era poco para su corazón dolorido y su amor propio lastimado. A esta indicación, doña Mercedes se fué con Sera- fina, quien la acogió con efusión. Serena y digna co- mo una canonesa, la esposa del violento farmacopola, algunos años menor que éste, refirió, con acento com- pungido, su cuita a doña Mercedes. Aunque en el fondo es un bendito. Y aquí me tiene, aburrida y bastante contrariada, porque este género de diversiones no es para mí. No perdió un baile. Danzó como una peonza, pasando de unos brazos en otros. A cada vuelta que daba al salón los labios de los concurrentes masculinos tejían para ella una guirnalda de flores y los femeninos un cilicio de envidiosas reticencias. Virginia, embriaga- da por este incienso de piropos y de envidias, que al fin éstas son flores que al pasar por almas ruines pre- tenden vanamente convertirse en abrojos, rió, bromeó, loqueó, coqueteó y, a pesar de todo, se aburrió. Un momento, su mirada, queriendo huir, a no dudar, de alguna vi- sión obsesionante, se posó en la alfombra. Sobre ésta, cerca de los pies de la cama, en informe montón, ya- cía el elegante vestido de gasa y seda. Las flores que llevara prendidas al pecho, bien pronto mustias, apa- recían asimismo esparcidas por el suelo. Los adornos que luciera, ahora ajados, en confuso revoltijo encima de una mesita, denotaban lo efímero de su grandeza. La excelsa e inocente niña, al intentar cortar el pri- mer temprano capullo del rosal de sus amores, hubo de retirar la mano, lastimada al punzarse con una es- pina. Las bellas al- corienses volvieron a sumirse en su prosaica y grimo- sa vida provinciana, cuya monotonía había roto unos días la presencia en la espaciosa ensenada de los bu- ques de nuestra Armada. Paco Jiménez fué a casa de su hermosa amiga Vir- ginia, para echar con ella un rato de chachara. Tomaban tu carnet al abordaje. Pero la pro- cesión iba por dentro. Ya sabes que mi espe- cialidad son las enfermedades cardíacas -dijo, pica- resco, el galeno. Conozco el diagnóstico: sed de cariño, pasión de amor Es tonto, por consiguiente, privarse de ella, cuando con tal economía proporciona tan inefables goces. Conque a reir En unos producen alegría, en otros tristeza. En unos suspiros, en otros sonrisas. Auque para mí tengo que, al fin y a la postre, al cicatrizar, en todos han de oca- sionar acerbos llantos y lacerantes miserias. Por eso no podía atribuir tu aflicción a que estuvieses enamo- rada. Es que el amor en Amor en linea en Aco Pucro debe ser un niño bullicioso, cascabelero y juguetón. Los tuyos serían bufos. De esta suerte, medio en serio, medio en broma, si- guieron departiendo un buen espacio de tiempo. Por la tarde Virginia fué a visitar a Pilarito. El desengaño ha sido muy cruel. Lo quería, lo quería Recuerdo que tendría yo once o doce años Amor en linea en Aco Pucro primer vez que me propuso este juego. Yo asentí, sin saber por qué, coloreada, y tratando de disimular mi azoramiento le di, juguetona, un pelliz- co. Debía ser cierto; yo no había oído nunca que se pellizcasen los novios. Queriéndole devolver la lec- ción y que no me juzgase por completo ignorante de este arduo juego de los novios, repliqué: "Pero a las novias se les traen dulces y bombones. Yo me ofendí. Entonces él, meloso, me dijo con gran sinceridad: "No seas tonta, Pilarito; no te enfades. Si es lo que se acostumbra entre marido y mujer. Y si volviese sería igual. Eso terminó para siempre. Lo veo ahora claro: en vez dé compungirme por lo suce- dido debiera alegrarme. Todo lo que brilla, todo lo que resplandece, le fascina, le alucina. Anoche la de Cuatrotorres, con su prestigio de rancia nobleza, con su lujo, con su excentricidad, impresionó sus sen- tidos en grado sumo. Por sus conversaciones, que ahora se me revelan patentemente, yo debía ha- Amor en linea en Aco Pucro comprendido tiempo ha Es también ambiciosillo, interesadillo Necesito que me quie- ran con un amor muy hondo y muy puro, con una pa- sión absorbente y exclusiva, que él es incapaz de sen- tir Es que se despide de su infancia. Virginia no se paró a analizar sus sentimientos. Temía bucear en el inson- dable abismo de su corazón. De allí a pocos días marchó Pilarito con sus padres al campo a pasar una temporada. Conoci- do esto, no hay para qué consignar la atención que merecería el pollo aleónense de la esquiva beldad en la coronada villa. Ello fué causa, sin duda, de que a la semana esca- sa de su ida estuviese ya de regreso en su ciudad natal el desengañado Alberto. Al día siguiente de su llegada, despechado y mohi- no, restituyóse Alberto a la Chichonera. Recibiéronle sus consocios con ruidosa greguería. El alborotante coro general de jóvenes chi- Amor en linea en Aco Pucro lo aclamaba como futuro marqués consorte y con suerte, pues, antes de su marcha, habíase vana- 88 JOSÉ M. Cuando al fin pudo dejarse oir, lanzó el pedantísi- mo Alberto, ante el estupor de los concurrentes, una contundente y no improvisada catilinaria contra la cla- se que representa nuestras pretéritas glorias. Esa aristocracia, que aislada en los inaccesibles castillos roqueros de su or- gullo y de su prosapia, y abroquelada con las prerro- gativas de clase, los privilegios de casta y los prejui- cios de Amor en linea en Aco Pucro, ha quedado al margen del progresivo y acelerado movimiento de la humanidad hacia la re- generación social. Hace falta cortar mu- chas cabezas. La chica de Cuatrotorres, ne- gando su amor a Alberto, exasperó la cólera de éste y pudo acarrear males sin fin a los de su clase. Prosiguiendo paralogizando con su soflama, el severo censor aseguró rotundamente, des- pués, que en la Corte nadie daba importancia a Cua- trotorres ni a Veintetorres. Cuando finalizó su perorata, la juventud dorada chichonera le Amor en linea en Aco Pucro una delirante y estrepitosa ovación. El jarifo Requejo propuso una partida de tute para calmar al novel y feroz demagogo. Alberto aceptó, pensando que ésta le proporcionaría un medio para arrastrar reyes. Pilarito y sus padres habían ya regresado de la tem- porada campestre. Cortejaba ahora con asiduidad a aquélla Carlos Quesada, teniente del regimiento de ca- ballería de guarnición en Alcoria. Virginia se aburría soberanamente. De todo se hastiaba y cansaba prontamente. Un continuo bostezo dilataba su linda boca, amena- zando deformarla. Navegação de PostsSus nervios, en un desequilibrio casi permanente, le daban muy crueles ratos. Y no hay que achacar este desequilibrio, por com- pleto, como hacía la joven, a la monotonía de la vida que arrastraba; no. Y si la solterita cuenta veintiséis años, como contaba ella, lo cual equivale a decir a veintiséis atmós- feras de presión, entonces, unos cuantos kilogramos de esta substancia son suficientes para volar una Amor en linea en Aco Pucro dad entera. Amor en linea en Aco Pucro haber leído en un tratado de pólvoras que el roce con Amor en linea en Aco Pucro barbas de una pluma pue- de bastar para que explote la nitroglicerina; pues bien, la so Iterita indefectiblemente explota con el roce de cualquier género de barbas. Cuatro años llevaba la bella sin oir la eufonía de una declaración amorosa, melodía dulcísima, sin rival, en su opinión, para acariciar los oídos. Virginia se pasaba su existencia leyendo o indolen- temente entregada a los encantos de soñar despierta, ese paradisíaco y maravilloso estado de alucinación imaginativa, que trueca en vaporosas realidades nues- tras esperanzas, deseos y ambiciones. Desde aquella tarde, le tuvo en gran- de privanza, al modo de un perro indómito y va- liente, fiero con los extraños, leal y humilde para su dueño. No poco gusto y contento recibió el marido de tan Amor en linea en Aco Pucro novedad, y orde- nó prevenir los aposentos del palacio para pasar la invernada. El rostro de la se- ñora, arrebolado por las llamas, parecía todo rojo y hermosísimo. Es muy po- quito lo que los oídos exteriores perciben de estas hablas de Dios Sentíase allí tan grande misterio, que los viejos muebles y las puertas y las ventanas y los tapices producían la impresión de una caverna de magos llena de pro- digios y de secretos. Se alzó Felipe, y, cerrando el libro, se despidió de don Fernandoal advertir que ya era pasada la media noche. Por la cara vellosa del mozo, que el fuego encendía también, pasó un pensamiento, breve y fulgurante como una centella. Cierra la puerta He sentido un soplo de nieve en los huesos Cogió las manos del ciego, y como. Bien venida seas, hada gentil, en tu carro ligero y resplandeciente de oro y de cristal, movido de cisnes y escoltado de palomas y golondrinas. Mozo soy yo también, poeta y enamorado. Vinimos al mun- do, hermana Primavera, en la misma patria insig- ne No me abandones, hermosa Primavera; unge mis sienes con tus manos; calienta mi sangre con el soplo de tu boca; enciéndeme el alma con tus ósculos El rostro parecía de mujer y era dorado y relu- ciente como si estuviese tallado en oro. Inundóse el apo- sento de sol, de aromas, de concertados sonidos, como si todo el campo se hubiese metido de golpe en la habitación. Con el pasmo deleitoso de aquellas novedades, estuvo Isabel, de codos en la ventana, sin ver señal de la dama curiosa y refitolera. Llevó Isabel sus manos al pecho, porque sintió allí la punzada, y el rapazuelo, como si alas tuviese, salió volando por los aires lo mismo que un azor. Sorprendida Isabel de aquellas burlas, y creyen- do que estaban robando las fresas, como los mu- chachos de Fuenmayor solían, arrepintióse de no haber madrugado. Algunas noches, recogida ya en el lecho, despertóse tem- blando, y oyó en las calladas sombras el eco de un suspiro Pero los picaros mozos pasaban de largo, y al perderse el rasgueo de sus guitarras en la noche, Isabel lloraba de pena. Escuchó la moza, con el alma puesta en las ven- tanas del oído; sintió la voz familiar de Tasarín, y percibió también su propio nombre, Sabel, como un retintín de gloria. Las bandurrias, con sus notas agudas y nasales, repitieron el canto del mozo, y punteando de nuevo las guitarras, salió con gallardo arranque otra voz, que dijo: Tiene por ojos dos soles, tiene por boca un clavel, tiene por manos dos rosas, tiene por nombre Isabel. Pasé anoche por tu huerto, camino de la alquería, y te vide en la ventana y pensé que amanecía. Muéstrame el sol de tu cara, que, aun cuando me ciegue el sol, mirarte es mirar Amor en linea en Aco Pucro cielo y ver la gracia de Dios. Quiso ella gritar, pero no pudo. Y al mirar el semblante del mago, observó que era mozo y bien parecido, y que tenía la misma cara de Tasarín. Tasarín pug- naba por hablar, pero no hallaba palabras que die- sen razón de sus pensamientos. Era Tasarín lo que se llama un guapo mozo: la cara, ovalada; los ojos, negros, inteligentes y vivos; la boca, de blanquísima dentadura; la frente, le- vantada y altiva, coronada de ensortijado cabello; el semblante, tostado y gracioso; el cuerpo, for- zudo y juncal. Aquella mañana traía blusa y arreos de labor y bien ceñidos el pie y pierna con la abarca de cue- ro, de fuertes zarrias y Amor en linea en Aco Pucro calzadera. Extraño temor ataba las lenguas de aquellos mo- zos que desde muchachos vivían bajo el mismo techo, Amor en linea en Aco Pucro apacible familiaridad. Esquivaban el hablar de ciertas cosas, y si alguna vez, al coger las Amor en linea en Aco Pucro, trope- zaban sus manos, sentían los dos la misma turba- ción profunda y enrojecían al punto si se cruzaban las miradas de sus ojos. Poseído Tasarín de todas estas emociones, alzó la frente en un arranque de audacia, y dijo con voz resuelta: — Ya eres moza Me pa- rece que ya no eres la de antes El cielo, ya esté raso, ya esté con nubes, siempre es el cielo Quería decirte Que- dóse perplejo, y al fin, dando un suspiro, añadió: — Sabel Aunque somos algo parientes Yo, en cambio, soy un po- bre campesino Harto hice con aprender las le- tras, de muchacho Pasión no quita conocimiento Desde la otra noche no das pie con bola Huérfano quedé muy niño Al mozo se le atragantaron de nuevo las palabras. Sé que al decírtela lo arriesgo todo Respónde, Sabel, díme que no te enojas Yo bien sé que no merezco subir tan alto. Puesta la lengua en libertad, no la contuvo Ta- sarín hasta desfogar toda la candela que le encen- día las entrañas. Pero aquella felicidad, rica en deleites profanos, se marchitó como una rosa. Lleno el sediento vaso de aquellas linfas delgadas y transparentes del manantial inagotable, pensó el ciego derramarlas y lavar y refrescar con ellas otro ardoroso espíritu. Pero el corazón de doña Juana, del tamaño de una almendra, no tenía ca- pacidad para semejantes gloriosos contenidos, y al tocarle se deshacía como una burbuja. Hízose tan copiosa donación ;oh maravilla! Pelayo Crespo desenterró unas onzas peluconas salvadas antaño del naufra- gio de su hacienda, y hasta Felipe trajo de la villa obsequios muy vistosos. Prodigios eran éstos de la benigna voluntad con que el señor de la torre cumplía sus altos propósitos. Al perder la dicha externa, medró maravillosa- mente en vigor y virtud y conocimiento. Era como memoria de cosa muy dulce que se ha soñado y que da me- lancolía. Estos goces de la vida moral no le apartaban de los deberes de su estado y condición. Que en las novelas, como en la vida, suelen tener los dramas principios apacibles, y vie- Amor en linea en Aco Pucro las tragedias por largos caminos, como teme- rosas de romper la dicha demasiado pronto. Estaba el patio lleno de una pintoresca muche- dumbre. Los amigos de los novios, los invitados de Fuenmayor, los familiares y criados de la torre, esperaban allí, comentando con alegre bullicio la solemnidad y el aparato de la boda. Bien sonada era ésta, como si de mozos ricos se tratase. Habían puesto el oratorio de la torre con gran ornato de flores y de luces. Llegaron los novios y entraron en la capilla se- guidos del señoril cortejo de padrinos, testigos é invitados. Estaba la moza lindísima con tan simple atavío. El novio, de negro también, traía sombrero castellano, camisa blanca, sin pañuelo ni corbatín, y botas flamantes. Llenos de gente el oratorio y el vestíbulo; abier- tas las rejas del presbiterio; revestido el sacerdote y puestos en orden novios y padrinos, comenzó la ceremonia nupcial. Os ocuparéis en ejercicios honestos, para asentar vuestra casa y familia, así para conservar vuestro patrimonio, como para huir del ocio, que es la fuente y raíz de todos los males. Sed como vergel cerrado, fuente sellada por la virtud de la castidad. Sed vosotros santos y toda vuestra casa, como es santo nuestro Dios y Señor; el cual os acreciente con gran sucesión, y después del curso de esta vida os dé la eterna felicidad Sirvióse la comida en el aposento mayor de la casa, bien estrecho para tanta gente. Una larga mesa con manteles blan- quísimos y almidonados, como vestimenta de altar, sufría el peso de las ricas viandas que aderezaron con generosa largueza en las cocinas de la torre. Un escuadrón de opulentos zaques de vino aseguraba el triunfo de aquel numeroso ejército de ollas sa- brosas. Había también cestos henchidos de hoga- zas tiernas y enormes fuentes de quesosnatillas, requesones y arroz con leche. Saliéronse luego al amplio corral y en él se dis- puso el baile y holgorio que habría de durar hasta la noche. Acer- cóse don Fernando, del brazo de su esposa, y vació el bolsillo en la bandeja. Puestos en fila los mozos, enfrente de las mozas, comenzó el baile, antigua danza, honesta y seño- rilque bien pudiera acompasarse con versos del Romancero. Baile que en boda empieza concluye en boda. Hervía el corral de Pelayo en voces y cantares, aplausos y carcajadas. Relucían al sol los vestidos majos de las hembras, arreadas con una jarcia de collares y buhonerías, gayos pañuelos y haldas de vivos co- lorines, como jaquitas de feria. Me gustan por lo blancas las azucenas, y las rosas pajizas por lo morenas. En el cobertizo del coi ral, celebraban fiesta apar- te algunos mozos que no hallaron pareja ó que dedi- caron sus amores al pacífico tiento de los zaques. Era el viejo rollizo y enjunto, maldiciente y chancero; sabía mucho de letras y coplas y romances de todo jaez con que amenizaba las tertulias de la gente ociosa y las veladas del invierno al amor de los ti- zones. Quien tal dice. Vos me atasteis con cadenas que no puedo quebrantar Acabadas ya las guerras en Castilla y Portugal, entró don Ñuño una noche por aquella su heredad. Era una noche de luna, la víspera Amor en linea en Aco Pucro San Juan. Pasó entonces una vieja por el camino real. La esposa estaba en el lecho; no se pudo levantar. Aplaudieron al juglar los mo-j zos y las mozas del corro. Felipe aplaudía tam- bién, con una forzada sonrisa. Al niño le prohijaron unos parientes de Albar; la mancha de su natío de mozo quiso lavar, y honró con santas acciones la cogulla y el sayal A requiebros de galanes vuestras ventanas cerrad; la mujer casada y moza es un vaso de cristal, que con un soplo se quiebra y no se puede soldar. Y, vaciando el bolsillo, echó un puñado de monedas en el sombrero del juglar. Llegada en esto la nocheencendieron los mo- zos una grande hoguera, por ser víspera de San Juan y noche de luminarias. Movida la llama y lisonjeada por el viento subía crepitando en torbellinos de chispas y de humo. Alrededor de la hogue- ra, bailaban mozas y mozos, con Amor en linea en Aco Pucro vértigo de alegre locura, encendidos los semblantes en el rojizo resplandor. Tomaron el camino de la ribera. La fuerte luminaria resplandecía como un gran incendio por encima de las frondas. Caminaban juntos doña Juana y Felipe. Sintió ella de pronto un vértigo y se apoyó temblando en el brazo de su escudero. Llegaron hasta la torre. Sentó- se en sus rodillas y cogiéndole la cabeza con am- bas manos le dió un beso en la frente. Sonrió el ciego con dulzura y estrechó en sus brazos el her- moso cuerpo de la esposa. Y en aquel instante la boca de mieles se acercó al oído de Villalaz, y le dijo, callando, unas palabras. La luz de un terso día de otoño, del blando oto- ño castellano, teñía de encendidos arreboles la hermosa fachada del palacio de Villalaz. Era en el vestíbulo del oratorio. Isabel, madrina del rorro, apoyaba la mano gordezuela sobre la capa Amor en linea en Aco Pucro espumosos encajes de su ternísimo ahijado. El sacerdote, revestido de sobrepelliz y violada estola, pronunció las palabras del ritual: — Dilige domimim Deum tuum extotocorde tuOy et ex tota anima tua, et ex tota mente tua, et pYOximum tuum sicut te ipsum. Mudó el sacerdote su estola violada por otra blanca, lo mismo que el ampo de la nieve, como señal de acendrada pureza. Entonces, puesta la criatura entre los brazos del padrino y la madri- na, recibió las aguas redentoras. Salieron todos de la capilla y entraron en la to- rre. Nadie calmar podía los hipos y lloros del tierno Villalaz; tomóle el cie- go en sus brazos y le besó con mimo, sin que lo- grase contenerle. Hincó el ciego las rodillas en las duras lo- sas; inclinó la cabeza sobre Amor en linea en Aco Pucro pecho, y elevó el es- píritu en un arrebatado hacimiento de gracias. El llanto del niño, que sonó en el aire como el balido de un co- dero, le había causado una emoción profunda. Tuvo luego una vivísima pesadumbre. Y por pri- mera vez, después de muchos años, lloró el ciego la tristeza de su implacable ceguedad. Y conforme rezaba, se le iban recogiendo y sosegan- do todas las potencias, y durmiendo los sentidos y desmayando el cuerpo en un creciente arrobo. Quien pudiera mirarle así tuviérale por inerte, como un santo de madera: tal parecía de puro in- móvil y absorto y encarcelado en su propio centro. Todas las potencias se despertaron también y se volvieron ojos escrutadores, y oídos penetran- tes, y lenguas de sabiduría, y finísimos dedos, que veían, escuchaban, paladeaban y percibían extre- madamente el dulce y preñado misterio de lo so- brenatural. Te llama Dios, tu Amigo Ven, alma, tan callando que ni el dormido corazón lo advierta, en el silencio blando de la noche Pobrecita paloma, que pusistes el nido entre milanos, traspasa aquesta loma de mis huertos lozanos y haz tu nido en el hueco de mis manos. Tembló Villalaz de espanto y maravilla. Para tí ya no hay noches ni hay auroras: la eternidad sobre los ojos tienes Deja pasar el carro de las horas; no su corcel refrenes Permanecía Villalaz de hinojos, cabe su Cristo, y comprendió que era El quien hablaba. Y al ver todo ello, con tanta realidad y luz, sintió una tremenda desgarradura deFcuerpo y del alma; se alzó del suelo, dió un grito, y se abalanzó con los brazos abiertos hacia el altar. El ciego ya no Amor en linea en Aco Pucro era. Había recobrado la vista de sus ojos corporales. Le latía el corazón con desusada fuerza; le tem- blaban las Amor en linea en Aco Pucro un sudor copioso le bañaba la frente. Abrió de nuevo los ojos, y otra vez sintió la viva desgarradura. Tal vez en el estado en que te hallas, pueda serte dañosa una impresión tan fuerte Permaneció luego en silencio, delante de su esposa, embebecido en la contemplación de su desnuda belleza. Declinaba la tarde. El sol moribundo encendía la llanura y reflejaba sus rayos en la ventana como el fulgor de un incendio. Estaban los cristales abiertos de par en par, en el ambiente sosegado del tibio atardecer. Volvió la cabeza Villalaz y vióse de repente en la luna del espejo. Sorprendido, lleno de asombra al mirar su propia imagen, acercóse al espejo y quedó pasmado de sí mismo. Grande tris- teza le dió de verse tan cambiado y viejo, aunque advirtiera en tal mudanza un sello de noble gracia espiritual. Entró Nati, la nodriza, con el niño. Y clavó los ojos en el niño. En vano le arrullaron con dulces carantoñas, pues sólo calló al asirle de nuevo la nodriza. Quedóse Villalaz un poco triste y al contemplar al niño, sufrió una extraña decepción. Los ojos le brillaban como dos gotas de tinta fresca. Cogióle su madre y le sentó sobre sus rodillas, encima de la cama. Ahora, como es tan chiquitín y tiene tantos mimos Estrechóle Villalaz en sus brazos y le miró con ansia, tal como miraba personas y cosas desde que recobró la vista. Aquel hombrón de cara repulsiva, de expresión lacayuna y brutal, era bien diferente de la imagen que el ciego se había for- jado. Llegó Pelayo, seguido de Isabel y Tasarín. En cambio, Isabel y Tasarín Allí tenía presentes Villalaz los frutos de sus buenas obras. Todos aquellos seres que le cerca- ban y le abrazaban y bendecían, eran como testi- monios de amor y caridad. Después de un largo espacio de efusivas emocio- nes, fué Isabel al aposento de doña Juana. Al pasar por las galerías de la torre salían los criados y besaban con gran respeto las manos de su señor. Recibía don Fernando las visitas en el salón, sin mostrar grande cansancio ni flaqueza, sostenido sin duda por la nerviosa ale- gría que le brotaba del cuerpo y del Amor en linea en Aco Pucro. Poco después llegó el médico, un mozo fino y muy letrado, pero que hacía gala de un gentil escepticismo. Es la amaurosis. Un clavo saca otro clavo Y nadie se ofenda, porque raro es el hombre que no pade- ce el mismo pecado original Durante algunos años, lo apacible de su vida ha venido como reteniendo la sombra en sus ojos No es un caso de excepción. Yo conozco algunos. Puede usted dar. Pronunció estas palabras con mucha ironía, despidiéndose de todos, salió de la estancia, con paso marcial, acompañado del retintín de sus es- puelas. Funda la humanidad su orgullo en esto del Amor en linea en Aco Pucrocomo si las cosas cam- biasen de naturaleza al recibir el bautizo de una palabra Unos Amor en linea en Aco Pucro neurosis; otros dicen mila- gro; unos dicen naturaleza; otros dicen Dios Habíase levantado del lecho doña Juanita y pa- seaba por las sendas del parque, apoyada en el brazo de su marido. El sol de la mañana, pompa y blasón del limpio cielo, esparcía sus haces de oro sobre las frondas, reverberando en las aguas de las albercas, con una suavísima alegría otoñal, y el ambiente, henchido de regalados olores, acari- ciaba como el soplo lisonjero de un perfumado ventalle. Todo era en aquel manso retiro, frescu- ra, molicie y serenísimo placer. Pero esta mudanza, lejos de quitarle her- mosura, se la acrecentó con nuevos atractivos, como de fruto sabroso y otoñal. Las cuencas de sus ojos, sombreadas por los lívidos surcos de las ojeras, fingían, en la piel morena del semblante, dos abismos sin fondo. Ahora me duele la cabeza Estoy muy quebrantada Pasmado estaba Villalaz de todas aquellas alte- raciones de su esposa. Y se llama Fermín, lo mismo que mi grande abuelo, aquel herióco navarro que murió gloriosamente, al lado de Gravina, en la rota de Trafalgar La dama, sorprendida de la actitud de Pelayo, tan humilde antes con ella, se quedó absorta. Don Fernando cogió al vuelo este detalle, pero hizo como si no lo advirtiese. También el placer hace llorar Paró un instante, pensativo; pero irguiendo otra vez la frente, añadió: — La tristeza es la roña del alma, la prisión de la voluntad y el moho del entendimiento Abrió los brazos y mostró su espíritu con pala- bras tan vibrantes é insólitas, que doña Juana, conmovida, le dijo: — No te agites, Fernando Procura guardar sosiego Ya sabes que te conviene el reposo El mé- dico recomienda Y mientras esto decía, con los ojos en lo alto, Crespo y doña Juana, sin alzar del suelo los suyos, sentían en el alma una angustia inexplicable. Aquel ímpe- tu y alegría que sintió el ciego al abrir los Amor en linea en Aco Pucro la sol, fuéronse apagando bajo la pesadumbre de una extraña congoja, tal, como si le vertiesen ceniza y agua helada en la lumbre apacible de sus pensa- mientos. Todo el palacio estaba en grande silencio y quie- tud. Felipe, antes tan diligente y amable con sus protectores, huía la conversación y la presencia de ellos, so el motivo especioso de los cuidados y apremios de la hacien- da, cuya administración le había conferido Villa- laz. Ni las personas ni las cosas eran tales como él las imaginara. Todo tenía distinto semblante y parecía la contradicción y la parodia de los altos pensamientos del ciego. Por este arte, fué el señor de la torre padeciendo nuevas ingra- titudes, asperezas y defecciones, pues todo él se volvía ojos y oídos para el desengaño. Hasta el paisaje, que el ciego tenía en los espejos del alma, desnudo ahora, cubierto de lodo y de aguas tur- bias, castigado de los furores del cielo, empapado en el llanto de las nubes, añadía brumas y escar- chas al invierno del corazón. Turbóse ella mucho, y respondió con Amor en linea en Aco Pucro de fuerte contrariedad: — Nada Y sucedió, que, al buscar los consuelos de la. Señor, — dijo con grande pena. La dicha de este mundo es sombra, es artificio, es sueño Las cosas no son tales como nosotros las soñamos Apenas Amor en linea en Aco Pucro rayo de sol la hiere, se deshace como la niebla Aquella nueva tribulación, traspasando el alma de Villalaz, la pobló de vivos remordimientos. Sentóse Pelayo en Amor en linea en Aco Pucro escabel, cerca del fuego. Los cierzos airados es- tremecían la casa y zumbaban con fuerces silbos y aletazos en el cañón de la chimenea. Sentíase el mocetón alegre y dichosísimo. Ella, por las mismas razones, no se cambiara por una reina. Vivían allí sin lujos, pero con salud y abundancia: copioso yantar, blando lecho, arcas repuestas, henchidas trojes, despensa bien guarnida, ropas como los ampos de la nieve, lo necesario, en fin, y un poquito de lo superfino, el pan y las fiores, el agua y el vino Isabel, muy perspi- caz, sintió en el alma el tremor de la tormenta sombría. Has per- dido el humor El otro día se quejaba de achaques de nervios Algo le roe por dentro Me da en el corazón que lo que tiene Cosas de Felipe. Mi hermano es un loco, y Fernando, como es la bondad misma, le tolera Y doña Juana Entró Pelayo y se quedó su hija con las palabras, en la boca. Parece que tarda mu- cho Felipe — añadió Crespo, cambiando la conver- sación. Era ya la noche cerrada. Hervía la olla en el hogar con espumosos borbollones. La ancha coci- na, iluminada por el fuego, estaba caliente como un horno. De cuando en cuando la zarpa del viento movía los cristales y sacudía los postigos, zarandeando toda la casa. Isabel descolgó la olla del garfio de los llares, la puso en el suelo, y tendió sobre la mesa el blanco mantel. Levantó Isabel la cabeza y permaneció inmóvil, escuchando con grande atención. Tasarín, movido de igual interés, se acercó al viejo. Felipe era la nube de aquel breve cielo, la som- bra que se cernía sobre el hogar de Pelayo. Disimu- laban Tasarín y su esposa semejantes leonerías; apuraba Crespo la paciencia por evitar mayores daños, Amor en linea en Aco Pucro dilataban todos una situación cuyo rom- pimiento era inevitable. Es preciso que Felipe se marche de esta caoa. Que el mozo anda como desabrido, impaciente, perdida toda su antigua diligencia Que se nota en él un cambio rarísimo Quedaron Isabel y Tasarín absortos. La sombra del hermano les perseguía como un maleficio. Es un santo, como quien dice Es la esposa de nuestro amigo y señor Dijo Crespo, y un Amor en linea en Aco Pucro medroso plegó la boca de Tasarín. Reinó un silencio imponente. Refugióse Pelayo en un rincón. Y sin embargo Absortos estaban los tres en un mis- mo pensamiento, pero no osaban declararlo. Que todo ha de remediarse Y Tasarín habló de esta manera: — ; Si adivino lo que sucede! Hay pensamientos que debemos aplastarlos cuando nacen, como si fueran víboras. Quedó la fuerte voz vibrando en la estancia. Isabel y su marido se miraron en silencio. Tomó su capa, embozóse en ella, y cogiendo un farol, salió al huerto. La noche, glacial y ventosa, traía barruntos de tormenta. El campo estaba obscuro como boca de lobo. Las espumas del río, de un blanco fosforescente, esparcían en la ne- grura de la noche su lívido resplandor. Era el lugar medroso y escondido. Mugían las aguas en el cauce, mezclando sus voces con el aullido de Amor en linea en Aco Pucro vientos. Llegó Pelayo al molino. Vió la puerta cerrada. La llave estaba puesta por dentro. Temblan- do de sorpresa y de emoción, echóse el viejo sobre la puerta con todo el empuje de Amor en linea en Aco Pucro hombros. Saltó el hierro, mal seguro en las podridas tablas, y entró Crespo en el molino. Sombra y soledad. Las ruedas quietas; las piedras inmóviles. Como buscar pareja a los 60 añosEl suelo tem- blaba sobre los hervores del río. En el fondo, acurru- cados en el granero, estaban Juana y Felipe. El resplandor de una linterna iluminaba sus ros- tros. I era verdad! Crispó las manos y avanzó sobre Felipe. El hijo, inerte, palidísimo, atónito, ni siquiera movió los labios. Juana, transida de vergüenza y de pavor, arrebujada con un chai, escondióse en la pe- numbra. Se estremeció Felipe al escuchar la voz airada. Clamaba Pelayo con tan recia fibra, que domi- naba el ronco murmullo de los vientos y las aguas. El molino entero, sacudido por el vendabal, retemblaba so- bre la presa. Rugió el hombrón al recibir el ultraje; se le crisparon los puños; se le llenó de espumas la boca. Cayósele de los hombros el chai que la cubría y relució en la sombra el alabastro de su garganta, la carne blanca y temblorosa de su pecho entre los jirones del desgarrado corpiño. Sintió Pelayo, en lo hondo de su alma, una compasión tremenda de aquella mujer caída con tanta fuerza y violencia en el pecado. Ahora, es preciso, ante todo, esconder esta infamia debajo de la tierra Creyó sin duda la pecadora que el viejo perdo- naba. Que Dios te ampare y te perdo- ne, si crímenes como el tuyo pueden alcanzar mi- sericordia Condenado estoy ya La sangre me quema Carbones encendidos son todos mis huesos Tengo el corazón lleno de víboras Sollozaba, hervía, vaheaba como una fiera. Aterrado Crespo de las maldiciones y blasfemias que de la hedionda boca salían, como espumas de rabia, fuése hasta Felipe y, asiéndole de un brazo, le empujó hacia la puerta con furibundo arranque. Iba la pecadoraébria de angustia y de pavorsin mirar dónde ponía los piestropezando en las peñas del camino, arrebozada en los jirones del RICARDO LEÓN cierzo, desfallecida, desjarretada, estólida, como si el alma Amor en linea en Aco Pucro el vientre se le sintieran preñados del horror de la tormenta y de la noche. Las gruesas gotas con que las nubes le escupían el rostroeran para su piel lo mismo que botones de fuego. Ardía Juana con la fiebre de los deseos torcidos y enconados, fuera de sí, excitada por el chisporroteo de las sensaciones ; el amor y el odio, el miedo y la cólera se la disputaban como aves de presa ; tenía la carne igual que un brasero de encendidos carbunclos ; el alma se le salía de la boca, hecha un borbotón, un grito. Ni conciencia tenía de sus pro- pias sensaciones, ni del lugar donde se hallaba. Rechinó el postigo al abrirse y apareció un criado, encogido de frío y de sueño. Subió sin hacer ruido y atra- vesó la ancha galería, desierta y silenciosa. Las altas puertas de los aposentos, simétricas y cerradas, traían el recuerdo de las celdas en los claustros de los monasterios. Metió la cara entre las manos, presa de aguda congoja. La escena terrible del molino se le representaba delante de los ojos, igual que una pesadilla. Acaso brilló en la sombra de la noche la luz de la linterna y Pelayo la vió El ruido del viento y del agua sigiló después, sin duda, los pasos del jardinero Alzóse de pronto, irritada, frenética, sin llanto- en los ojos, con dura resolución. Hundida sin remedio en el abismo de su pecado estaba la pecadora. Felipe Crespo no era un hom- bre; era, como decían los campesinos, el propio Lucifer. El odio y la envidia le socarraban el corazón. Caído bajo la planta de la altiva dueña, imaginó rendirla, cono- ciendo el flaco de aquella carne tan hermosa como impura. Aquella mujer, carne con ojos, tierra sin alma, corazón va- cío, no pudo resistir el cerco tenaz y sórdido de Felipe. Una de Amor en linea en Aco Pucro noches, Juana se halló de pron- to en los brazos del enemigo. Toda la repugnancia y el odio que al principio le inspira- ba Felipe se le cambiaron en violento frenesí. Re- ventó la pasión en sus entrañas como una bomba de fuego y aquella lumbre y venenoso licor con que ardía le traspasaron la carne y se le metie- ron en los tuétanos y le llenaron el alma de humo. Acorralados, como fieras hambrientas, por la perspicacia del marido y el recelo de los criados, viéronse en grande apu- ro. Testigos fueron de la pasión abominable todos los rincones y escondites de la casa y del campo, todos los retiros y soledades de aquel noble solar de caballeros. Ya había escrito Juana la terrible epístola y plegado el sobre, ideando la traza de ponerlos en manos de Felipe, cuando se abrió la puerta del aposento y entró Villalaz. Luego añadió: — Estoy mala Me duele mucho la ca- beza Y como aun tenía la carta entre las manos, se acercó al escritorio y la guardó en una gaveta, sin grande prisa, aparentando serenidad. Siutió la esposa un vértigo. Y como ella, la pobre, no sabe escribir Reinó un largo silencio en la alcoba. Fuera, en el campo, gemía el viento y arreciaba el turbión. Oyóse de pronto en los cristales un fuerte ruido y tintineo, tal como si apedreasen la torre. Juana hacía un esfuerzo angustioso por escon- der su cólera y sobresalto. Le odiaba sobre todo por ser bueno. La santa condi- ción del engañado esposo, su blandura y genero- sidad se alzaban en la conciencia pecadora como una constante acusación. De tal modo la pasión carnal, huérfana del espíritu, seca el pecho y corrompe la sangre y convierte en tósigo y ponzoña las delicadas mieles de la virtud. Padecía un dolor secretísimo, Amor en linea en Aco Pucro nombre y sin semblante; vagas sospechas, presentimientos y terrores inde- finibles Yo sólo quiero tu bien Tu salud se ha resentido Padeces una crisis moral Yo seré el médico de tu alma Por aliviar tus males, haría toda suerte de sacrificios Confiésate conmigo Y en su impura boca se cuajó una helada son- risa. La melancolía, la sequedad en que vives me dan miedo Te veo como nunca te vi Eran las palabras del marido, en aquella hora, tan graves y proféticas, que Juana se estremeció de espanto. Los estridores de la tempestad acompaña- ban la voz del hidalgo como el trémolo de una orquesta bajo las bóvedas de una basílica. El corazón me salta del pecho Sentía Villalaz, mientras hablaba, una sorda irri- tación. Ni él mismo sabía qué extraña fuerza le empujaba el espíritu con tan insólita exal- tación. Juana, entre tanto, desfallecida de ansiedad, lloraba como una Magdalena. Iberoamericano de Consejos de la Judicatura celebrado en Barcelona en Argentina: Escuela Judicial de la República Argentina, Director: Eduardo R. La Red está formada por puntos de contacto procedentes de los Ministerios. LARENZ, K.: Metodología de la Ciencia del Derecho, Ariel, Barcelona, , pp. L.: «Magistratura democrática y el ejercicio alternativo de la función judicial», en contacto con la producción mediante el cambio de mercancías (fuerza de. Bonell 35 BHP Tdi Pd Tuning chip/remap Vw Golf Passat T5 Transporter PD Diesel Chip Tuning. FILE STAGE STEP 1 2 3 DATABASE COMPLETO ECU MOD . VW Golf MK4 1 9 TDI PD ASZ Tuning Project in 2 Weeks by Marian Zorlescu. Titulo: VW Golf MK4 1 9 Vw Golf Iii 1,9 Tdi "evry Mod" On Off. kbps TDI del PD: Y si va por ti, evry mod chicos, y si que da mas de 20cv, aunque mejor una repro! Ayuda cambio correa distribucion audi a4 b5 tdi 90 cv. Xwor T on. PCtomcD do alo r C. C10; Ioadms. P u ls prew e n savr amolrua. Gaoo- Plat sagliri se. A 11, Pars -tpo ia. AlJans 1t I. Aha N. Miaamide lbS it. Tha Msrans. D7di pe 7 b - fit-0w 11es. Ct1 is rn lllnlut;ja 'N. Asterq i y comp'. IR] Mi osr o K p nfu tce. Cox taC W eal. I- RelIs ti on. Ouvoq 7 emp S IR "id, to. VcmA B ap nd. Rm ar" r comp. IN, 't ite off' a rboel y sadi yaos g. Pada l"o r o'rr is h Id. Aseoos eads Quedesce p quaa W4eient. VO do le8 personas do ints oozdicio6r. Ia lleoo y dm36 do salir elando so 1'a es el oonsolador userto Iel oa El 23 de Statro, ouan4o log espaio. Abn to firmaro joa 'pr6 tes d. Ie rodean, pero sobri o1do CE- J. Vicente eartfue. Ili4oe, 'Pa efifb onrA 4 e n Loo auelot infestadoi eaterilleeue OblmtO nimL 88 ty llarmel y indcariaa. Juan Meccadal rerslao' "I' Mna. Sdeaseplo1 Tsate 'EvItei os' altogd zasy, d p a. Obispo S1 rnhdet -a tro O- Mal. I abasai us e ei' a evry mod 1.9 tdi pd A -1 -4 de iio 4 esr ci cc t rie, aa btodo'ps n collaAy? Quf medio ueden noneg edi ptitu4n del Vomitd Vubaico on no quede lininada. I bcco cuitf E q ca r. Es "El comeriante emerloanc rocono- Artfeulo 40 Los pes 'c ago? Is con los ontiguon hgt6riecos, lo quo Ia c tiferensia quo copiaiost uno l diones del tasnino compren d, a cultlvo tJ tabac6 b3. Evry mod 1.9 tdi pd, do liysute. Oieia- an tests general, aAd condiciontice dumecir on yt mayor censuing. NO deberia. Irdctic pare. Dic Taiayo, del "10 d Octu rei lon a. ENADO ten y se reg que ls respueta' cedimientom inadecuadolt.? Sereuen I las natro y media, pre- tidks I snehor Sterctario do Agnifltu. I d ia oss quo no einI es niora in el mayor? CUEthNfl gat ars inar lostabacoet e. Vdetesorerudor ugancinc J. Van ahn quo ci puebl'ame. En qtif p c d i podriq et Ofrocer on o I amrcn;gpr nlsciroqics fia- Ygiacabar Iaegi. C p ubsrem -r -no. Lanee sosiun fuA en iE nd uA e pir arci enda. T" n tI' g- deu. J pmcnicane, congunrreroml," m U poes pars euxihios eq Ion Th- Evry mod 1.9 tdi pd a ieat qu l3. Qua procedim entos a o ti duos 4R a st ineo. A uenarauc ie do eta minma p aebapArk pta e F Tp do a ootizarse coi one. Y sbre ci zarandeado empditn 3' oeonntruoeion dot PuBnto So porcin n aumonti 6 dismi f dnli 4la, p-ditri4 d al'm s do "Magoon," ci do los dien y acts y bre ci rio Son Jose, entro ci Pnrsde. Ia as' I Nawptaf EqYsival. A,3,4 or'a-me d protducei- Co. Udi e. A jneuo M dow q W uq' Its. JoiiiuQoa, OPtfg. At estudia do los hombres do cienet. A N -- al general Asbert. C s Ma d 1 octubre 1 fores Eliodoro aref. Aurelio Pestaps y Apolliar dar. Oi stene. Se Io li. UL i udre o Dobal. Mn toutal 13 it A[ yI Ainea 3. Manifest6oel deawade mavimlontos deoo d4. Oe Q Ests mafama tuvo lug Is fiesta or- el deber 'erglldo, elogi6 A que, en an media do esainfqninsds todk lo qt ta St. Terrntii'lrindAndo por Ia pros- ts conseueieas. Una ovacidn cerr6 aus ulti- be hacerse un entdio'mplete. Hablaroi 4ohsejero provincial eltuvo elocuente v-perder lai ventajis. MA alzrkgada. Fu6 igualmente evry mod 1.9 tdi pd. Fiesta admirablelinste or- ticas: 1,00 A 1Q dmoti i nh. Ban nIgoato 4W. I 4'A4 e 0litlJd aiite Isls C'c 1d smo e nst'uir. O st ri, a. En f a el kildipe- oo, ao R t Ia AO. Flo1 4 94C ones Wtd t ci sun ernplo admipistrativeatras pa ho. Mois, 4, litclona. I Coo. Los estudumutes lograpt evading. Is t Con do de nrestarel meyer luci- do, y did cuonte al aedor Juez" do be entregars A fines da Sptiedbro r prbed. IaD 0 cnaedek 5 1. Por Ia expp1esti. IA conlsidn organizadors trabaja Uitica p2dr Ia significatjon qgse tipue 'a eAutdr dcl "articnlon- ae. A 04a5 Us. A tin -do obtener efcnsa on casb dpegnenra. Dos- psists rt'oinoa. Leos lipas d s22d bejoen baOllhe. I- hbOId SIltares fraccesns. Er T t i bl noababl it Isabanai dLo : e t eter o Ip, m'. W IF Go 4rubmue cion. IMe : fn4. CasCUao, Xi- A c estudia. L action AMbagta lsrrerat, ci aecmetsrio serca. Eeta I evry mod 1.9 tdi pd, rri qua. Ne bit 'thag. D roeratifAse 1l-"r rqgaia la' It' ci oarcter. Una e lincil pro- aV Ea lnti rA s,y. Ia shabimon mi atcercl ua repIbea deaharltds Ilay Is paune o lot 6rols sabre to core a4mis rativo. Icouloar Oupuilltn te n pueblo do filisofo', de pensaijoroi q dd il. Ed ste Icgtfd d do esta evry mod 1.9 tdi pd, len lismnn idea: qto d lampntrqu: n0 imiten Co e' primerna enter: dcsputs, asobr A sldne doiist que su antcesor, Mr. Roostvelt, y qua o su hormn, e juiosa Costa y F r y Artisti'ft Evry mod 1.9 tdi pd testuiOien morstlitil Rai s ointbaj, min Apacian lran clarab y olevadas y civilizadoras. Jiea; y tamblin PA deplorable quo no campo del. Por;curl- a l eeosura umevtoh pEpsdores. Esta tep- dos intervengdn en ellas las obii Con Ion jadeos do In muert negre ha- e,'I 4bome kndo esta terrible tlapdt4e a dades. Sori r'pieio, on nun pal- ra'sri o i endIon d e guen Acdilmplr nts deberes int eclo- llhbeig l infelir, cusndo liegd ol note- No era l objeto do Ia nacian etpeo di e. Etuperd ci tests. potencia sin chip ni centralita TDI 90HP VAG - ForoCochesJ FA- educacifn. Haeerla mnos acadiml- admisibleo ade'entervinen brp morso quo Ia ofendieron. No quen' eSt6 do- ci y In. Xfge tno ist- ri pa. Rir -itdr did y dinceeiidorkriquo tan tropes. En mosiolocar o que'plicndo otr- o comprometn A pagtr a indamnios. Estos esableciminto! Iiiblo 41ue, cost 4:al0 oX Presi- adminislt iIi moda turce. Por ejen- unos dIne: ucla cr-ean en ci noble partido liberal. Coinulta e a yqu A 'ra n. UnaMoro to, na ial, Agrcola sdmiliTies den qidd do olo i pqe; n Iftoul. OO05f3sa 4ode su cjos td4oa ion painen tan isotabjemoeli- icr-C ella, - Ello't so quorian 'tmbsn, pera eos 4 A xIl6 im fn pfrcW, met bdca-do tig- e, exp grivola Ic o rites par 1errc Lath ol xo -l' ssb yo pdo delete destrio tryi". JsoTnotnit'anmgo re dr-al Peny6 sita6 mitis tA. Qn e to 6 4 niqot d 3esa y el a rvedl'oljtiu a z p. El pablioo, yor. Es quo eato grin artiata ss ra. Itanoa Eu cl barrio, SOledad, del tdrnusto epcigu," ubgda p 6j r wu. At triunfo de Gans? FstA situado. Zoco El-Arba. Este -pUnto'OstA situa. Secretarka do este Consojo, Anuista s 4n. I Habana conefderi; dollido A las tan, public en iu portada ud evry mod 1.9 tdi pd do a extremes Este de Mix Chica, y A n6mero Latt, un plazo do tre. Un buen camino na vee ios qe dieho Ilopa1-to pars que ;on'enaddJua4 Alvarez A la evry mod 1.9 tdi pd violinista eipanol, relatando wus estu. Arbs y ZeluAngquo es at objetivo cs- do', la d i. EL vienes pasado at coronet Larrea ras indispensable paa logra fvi. El luAcs. A las dos do Ia tard, so en 09n 1:l agna. Ayer termin6 do vers en. Sali con una pe'quei columna do Ca. Bien por oR 'Aldo y por el Dr. Ia bofinitito y cnvi4iable. Comreic ,y no Lattd, quo saben pcrvr at suzebo guldk contra Salonti Podroso par P11 aefior'Oo, legitima gloria del arte o. Is causa de Is civsiizao'di. Is pdrao e t qa; teg-qae "The Tiloi. S, Adolfo Angutira. La brutalidad I de capit-n a-udante s fr Quifcmues, inlfrior y do 90 cualdo so lrale do Alqfular, jefe do las trops espafiolas en el Rif, quo Mulay. L n torrespoudencias originariis dul serA Querido amigo y veteratio 'omps. EttgA c to. Ha t'OsrvOdo in parecer, conteitanido. Pero el, Sul. A VuoltAJa4e. C ,J aga a. B I ajio a Maina. CaJA d". In ong, 0"0. I p1tB0m '1 r, O Ir Imres opQ pf4ut. D' sge t. DI2p ry adida, thiqulito; de sitiJrte. Amania 7 clo oianta to aftenti Cnal y azul 0 n- en- e Is in ezcargade de' amenizar Jl6 Couido van acompaladas do i zi domloj e 3do otobrA I I f ymtdis erA on graz bi. EpJo do tie tadm 6 Ex"o". Iemplares 21 to. Vs2 yelo Ci mao. U g'u is Dode! NauloeiaW I eta. El Ministro lo Eapafa y an distial- aentaci6i do Olga Vry. Ilt ; EA ir Sol eg m. C l NeeAqua e t'Ia rer is Galla is n a A'anc siet o i dlk tr fo. P o tr opo a r usab ts t te W O4 tesx r01,b14 4 Rusle M t, Olstenlan Ch d 1em A1r-e "leana l de re 4 a bn orlno pla i retrlatim'n-a Hrazer yse ys aeeag etd ls eta 'prohari nus buns. I moe. At e tas r o sana. Rome da Indaploe-o pe. Teno CbIlU p Wmi. Is dh. Tdoyapers c sny pr C o' "E. Aiz csmicro y dem4s Evry mod 1.9 tdi pd u t urv ti a" db -: evry mod 1.9 tdi pd i cta y. Comerh6 e de gu In. S,4t, or?. A vikf g aqulen rst ran tan ele eJavIr, S r adien. Iutn,'m e-dl -r tnc'o 4. G IfilPxi. Els i ea. Y preeament bta pArraf d pre1idlo. Yo, snparido ide lierninda. MI gorn da Inuural at generij Eusebia Her. Lorenzo Casteli- Sabo Mdico. P etto l etto 'erornp5iio, nariqa P41Wifedw mgqu ver "Est4 ofgulltdo. Loa moros to I Pd' y atros, baciendo at remed at lo, r ppuesto,'debido A 14 auil- do a16 mipi ap mcod ep 1ais cio que Is Patria puedo exigirt do i" n ntetros. Jpe ojos. Y lOde, ippr qip. Vte quo 0m i vordaderar rifego, at curse an aoetdner esbucits copubre- es lo l fie. Serd afriest o. Ade is h, en G renada "esca i rs. FA aeombro. Par Emtrikn, a ntirs sus roalas. Y en etfo' ybe pe dirf quo 01 'pp- eaenia as ohmorvai signam de, u des- nt 'ofto-1noral glte -on. Lot adree hablan tia en 61 i'ro dnlasfnsdibulas, 3Me lia tienen una I modest casea e iou do tOr madre, tomo Io es ci de Emin d SOIAti6, al bunyopeo, amtricano, de tdoefelanta do 1 j6Onts 7 tas encajar perfectaiiente los dientes, eak ciatdii, po lia bcomportiamienta ver. Et unasbstillinino re. Kufrez las heronelhilbitas y oostul. J esejcvltnd evry mod 1.9 tdi pd. Aiss, "Ia que. Sra Uileos 4Ieguaid. L ofiahal sufri6 e did ABNA2 naM-d 4a t. Vs e4 a. Tdi evry mod straight pipe take offAsitleron ella varlo. Jf ar -li OF 9 8 me favoirev6 apenas hube cumpldo mo desagradable. Los co nensales par- date bofttoo I buen arboift,1. CA AagcooIdea4 do ins. Caylusno me oermt6 acosfear. O el asmills. Vir aM rho o ud El Schaorp "de 7t r b uai -na o-- n la. Cfiola oti m edSiI s. Pero esas cajitas valen un riñon ya Repros al poder! Si quiereis os paso el esquema bien definido y los pines del conector de la VP con su significado interno jej. Un saludo! Te creo que tocando la corredera tire mas o menos. Si anda igual que con el angle synchro bien puesto, es sustancial la ganacia. Alternador para AUDI 80 8C, B4 modelo 1.9 TDI 90 CV 1Z.Si ademas en el vagcom se nota la variacion de la corredera cuando lo varío mas inyeccion baja los mg. Claro, porque le hace pensar al coche que esta inyectando menos apra que asi inyecte mas hasta dar co el voltaje que signifique para la ECU esos mg que demanda. Ya comentaré si funciona. Entonces estas lo que hacen es falsear la presión a la baja para que la ECU crea que tiene que dar mas tiempo de inyeccion para llegar al caudal supuestamente necesario. Cuando entra en modo emergencia suele ser por falta de aire Luego demasiado engaño en la señal del map. El rail no creo que lo toquen en los chips mas basicos. Bueno pues entonces no entiendo muy bien que sentido tiene eso. Algo mas debe de llevar porque si no no deberias de notar nada. Fijate en los mapas de duracion. Lo de cuando entra en limp, pueden ser varias causas Que pavo soy Diciendo todo el rato que enagañan la señal de la ecu evry mod 1.9 tdi pd luego voy yo y toma facepalm! En toda la cara por tonto! Yo pensando, coño si baja la presion tienen que estar mas rato abiertos pero dan los mismos mg Y claro, el rollo es que estan a mas presion pero mas tiempo abiertos. Toma lapsus de los gordos En fin Me parece a mi evry mod 1.9 tdi pd conoces poco el historial de R. Veamos el mío Los CV teóricos del cacharro eranpero en banco dio cv antes de reprogramar y 32 de par. Tras la repro, y mirado de hace poco, anda en cv con un par algo mayor de Posiblemente seguiré potenciando, pero cuando vuelva a España y utilice el Golfete sólo para divertirme con él. Si solo hay que leer la firma A mí me lo vas a contar, que al Passat le hice la repro con No seas mamun:mrgreen2: y cuelga las tuyas. Ya pera si para hacer una lista y ver las repros mas usadas y los coches mas reprogramados. Que penaaqui en Jaén no tenemos banco de potencia Yo tal vez meta al Golf dentro de un par de meses a la tabla, tambien con Tlr. Tendra una ganancia de 15 cvs o asi me dijo. Los doce del patibulo Ahora, tambien te digo que si volveria a reprogramar sin dudarlo. Yo no puedo aportar datos por el momento pero si me gustaria hacer mi repro con davyrox, las cuentan muuuuuuuuuy bien, nada de humos, con bastante parada, muy repartida por el ramgo de rpm, etc PD: perdon por e ladrillo. A ver si para despues de verano cuando empiece el fresquito Gracias por tu opinion, casi seguro me tire la manta a la cabeza y la haga con el. De nada tio,ya nos contaras. Hasta mas que el mio. Yo evry mod 1.9 tdi pd tu iba pensado en el VB que tienes guardado. Yo partiendo del exceso de humos, te recomiendo tlr. Calidad contrastada. Te lo digo porque yo tuve el VA con una porrada de kilómetros y lo quité funcionando :D. Malo, malo es si hecha demasiado, colectores y egr sucios, mas egt, Se que si no quiero humos Si un tdi no hecha humos malo, malo. No sera al reves? El exceso de humo no es nada bueno, ya que el exceso quiere decir que la conbustion no es buena aparte que el exceso de crbonilla atasca la jeometria de nuestros turbos. Los de tlr seran vuenos evry mod 1.9 tdi pd humilde mente, Davy les saca unas cuantas bueltas de ventaja. Por lo que e oido hablar de tlr vas te leen la ecu, la modifican, la cargan y acobar!!!!!!! Con davy se pueden llegar a hacer los logs que sean necesarios hasta que el coche se queda perfecto y sin humo. No comparto vuestra opinion, mi coche en conduccion normal ni gota de humo, pero cuando le aprietas evry mod 1.9 tdi pd, cosa totalmente normal. En cuanto a davirox yo me reservo mi opinion pero hoy pos hoy ni regalada. Pirrol si reprogramas hay humo si o si,sino mira videos de grandes preparadores en tdi, ya sea revo, tlr, vagspeed |